La ajetreada vida Eddie Mannix como director ejecutivo de unos grandes estudios del Hollywood de los 50' nos permiten husmear todo el abanico de producciones y peripecias que se tenían que abordar para que todo el engranaje funcione. El centro de atención es el rodaje de una de romanos aunque también aparezcan otras producciones que se filmaban a la vez: un musical acuático, un western tópico o una comedia de situación. Nuestro protagonista se enfrenta a una decisión crucial en su vida mientras intenta desesperadamente dejar de fumar y debe resolver el secuestro de su estrella o la vida social y amorosa de otros actores y actrices. También debe torear a los representantes de las diferentes creencias religiosas o las corresponsales de prensa rosa que quieren escribir "la columna de su vida".
Los hermanos Coen como directores y guionistas nos presentan todo un muestrario de secuencias divertidas que no llegan al sarcasmo o la ironía punzante que nos tienen (mal) acostumbrados. No consiguen redondear las diferentes escenas con aquella pincelada que lo borda. El entretenimiento no falta y su mirada crítica a aquel mundo de las majors y todo lo que las rodeaba se acaba convirtiendo más bien en un inofensivo y entrañable homenaje. Nada escapa a su mirada. La carnaza que se tenía que dar cada día a la prensa, el director petulante y creído, el actor acróbata que no sabe expresar una frase, la actriz escultural con un carácter infantil, los sesudos y maltratados guionistas que quieren salvar el mundo o las imprescindibles y abnegadas secretarias son algunos de los cuadros que nos permitirán hacer un interesante viaje por aquel mundo de los prodigios y la imaginación justo antes de su decadencia debido a la TV.
Los talentosos Coen hacía más de diez años que querían hacer esta película y hay que decir que resulta un interesante ejercicio de considerada veneración a todo un mundo del que ellos mismos reconocen ser grandes admiradores Cine dentro del cine con un reparto notable de actores, una hipnótica elaboración y puntuales momentos memorables que no acaba de despegar hasta los niveles de excelencia deseables. (6/10)
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