Admitámoslo, Zoolander 2 tiene gracia, ese humor ilógico y ciertamente desatinado construido sketch torpe tras sketch más torpe todavía al final consigue hacernos reír y hace que se nos pueda pasar por alto la crítica inherente sobre un mundo como el de la moda que ya de por sí es treméndamente grotesco y que buscando siempre la forma de sorprender cae en lo más chusco creando personajes y situaciones totalmente risibles. Como esto ya es así en la vida real, una película que trata de dejar en ridículo este mundillo tiene que ser todavía más absurda, llegando a lo histriónico, incluso pasándose. Hace quince años de lo acaecido en la primera parte, Dereck Zoolander (Ben Stiller) ha caído en desgracia, retirado y olvidado recibe cierto paquete que le hace querer volver al mundo de la moda, a ser el super modelo que fue en los buenos tiempos. Así empieza la aventura de este descerebrado modelo y su viejo amigo, compañero en el mundillo y no menos tarado Hansel (Owen Wilson) con el que comparte protagonismo más que en la primera película.

El film nos lleva a recorrer otra vez el mundo de la moda, pero esta vez nuestros protagonistas están fuera de onda, se tendrán que enfrentar a humillaciones y serán tachados de carcas en un ámbito que ha cambiado para peor, cosa que ya era difícil. Todo esto aderezado por una trama llena de conspiraciones, espías y asesinatos (de famosos) El film empieza con una frenética escena al más puro estilo de James Bond, y es que está totalmente llenos de momentos que nos recordarán a este tipo de films, desde los créditos iniciales pasando por Valentina (Penélope Cruz) una antigua modelo de bañadores que pertenece a la división de moda mundial de la Interpol, hasta la aparición del malo malísimo imitación total del villano de este tipo de películas.

crítica completa en: http://bloodstab.blogspot.com.es/2016/02/zoolander-no2.html