Nunca le eché el ojo al original coreano, así que he visto este thriller sin ideas preconcebidas y lo que es más, sin saber muy bien de lo que iba. Gracias a eso me ha gustado, aunque estoy seguro de que probablemente será una mera fotocopia rodada en inglés.
Esta historia de venganzas con altas dosis de violencia no es apta para espectadores escrupulosos. Josh Brolin, con su aspecto amargado y aparentando mayor edad de la que tiene, está creíble en su papel de padre de familia justiciero.
Su transformación tras pasar 20 años encerrado hará que quiera cobrarse bien cara su afrenta.
La película tiene una estética y un acabado un poco peculiares, bordando el surrealismo en ciertos momentos. Además, el argumento no se desvela de una forma clara de manera que tendremos que verla completa para entender claramente lo que está pasando. Y esto es una buena baza para un thriller, aunque el film también oscila por el drama y directamente por la acción.
Es muy buena la famosa escena del martillo, rodada en formato de plano secuencia y que recuerda a las artes marciales asiáticas o a otros títulos que la homenajean, como "Kill Bill".
Muy curioso el papel y el aspecto que presenta Samuel L. Jackson. Desde luego este actor es todo un camaleón cuya presencia siempre se agradece.
En fin, una propuesta interesante, que no brillante. Y vuelvo a recordar que no he visto la otra, con lo cual ni la comparo ni la desprecio por haber hecho lo mismo o algo peor.