Siempre he pensado que la primera “John Wick” fue un producto para relanzar la carrera del amigo Keanu, un poco “pocha” por aquel entonces. Esa entrega inicial era buena, al igual que la segunda. Pero, sorprendentemente, sea por el aumento de presupuesto o por la dedicación de los que la han hecho por cuidar al público de la saga, y del cine de acción en general, esta tercera es una auténtica gozada.
Directamente, “John Wick 3” es una de las mejores películas en su género de la década, junto con “Mad Max: Furia en la carretera”. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de un film que “simplemente” ofrece tiroteos, persecuciones y peleas con el mero objetivo de entretener.
El argumento es testimonial, eso hay que reconocerlo, pero ¿a quién le importa?
Sí que le veo mérito en desarrollar algo más ese submundo peculiar en el que se desenvuelve Wick, con las facciones de criminales, sus leyes internas y el hotel Continental. Ahora podemos ver más de esto, incluso a nivel internacional. Todo es una excusa para la estética del film, y también para algún que otro momento peculiar e incluso surrealista, que le da a la película cierta originalidad.
Pero donde el film me deja alucinado es en la acción pura y dura. Para empezar, hacía años que no veía algo tan frenético, donde hay más minutos de “leña” intensa que de diálogo, y eso que dura sus dos buenas horas. Da gusto ver algo así de vez en cuando. Me he sentido como cuando era niño y alucinaba con las películas de Van Damme y tipos como él. La diferencia es que “John Wick 3” no es serie B ni mucho menos.
Son estas escenas especialmente buenas, con coreografías que suben mucho el nivel y que han tenido que poner a Reeves (y a sus dobles) al límite. Y el uso del entorno para luchar está muy bien aprovechado. Es como aquellas películas de los 90 de artes marciales, o incluso las de Jackie Chan, donde cualquier elemento era utilizado como arma por el protagonista. Aquí sucede algo parecido, pero obviamente en un plan mucho más serio y “gore” casi a nivel de “Mortal kombat”. Duele de verlo.
Hablando de seriedad, aquí no hay tonterías ni chistes ni frases cínicas de Wick cada vez que vence a un enemigo. Si van a vida o muerte, aquí no hay espacio para el humor idiota, y eso me gusta muchísimo.
Mención aparte merece la persecución en moto, rodada en una perspectiva que nos hace sentir como si fuéramos el protagonista. Muy emocionante y bien hecha.
Para terminar, quiero mencionar que me ha gustado mucho la presencia de Halle Berry (¿esta mujer envejece alguna vez?) y sus perros. Por no hablar de un recuperado Mark Dacascos, gran actor de artes marciales que estaba muy desaparecido pero que no ha perdido su capacidad física para las escenas de lucha.
Una película hecha solo para disfrutar de la acción y la violencia perfectamente filmadas al milímetro. ¡Qué bien me lo he pasado! Y es brutal el guiño descarado a “Matrix”: “¡Armas, muchas armas!”
¡La mejor de la saga hasta ahora!