"Gladiator", sin ninguna duda, es una película clase A. De las que permanecen en la memoria colectiva, siendo conocida por todo el mundo hasta por los que no la han visto. ¿Quién no identifica a Russell Crowe con "el de Gladiator"? Hasta Ridley Scott pasó a ser para siempre "El director de Gladiator" a pesar de haber hecho también "Alien" y "Blade runner". Su carrera estaba un poco decaída hasta que llegó la historia de Máximo Décimo Meridio.
Son muchas las virtudes de este film en el que todo es de gran calidad. La fotografía, puesta en escena y vestuario, impresionantes. La banda sonora de ese Beethoven moderno que es Hans Zimmer es digna de pasar a la historia de la música. Las interpretaciones para quitarse el sombrero, pero sobre todo las de Crowe y Phoenix (ese atormentado Cómodo). Todos estos elementos se conjuntan para ofrecernos una absoluta obra maestra del cine.
En cuanto a la historia, mezcla hechos históricos con personajes ficticios de una manera épica. No solamente tenemos drama, emoción y ambición humanas. También se nos detalla con todo lujo de detalles el esplendor del Imperio Romano, sus guerras en Germania, intrigas políticas, el culmen de la civilización del Tíber con su Coliseo y el mundo de los gladiadores. Las representaciones de los combates de estos luchadores son absolutamente magistrales, sin escatimar en violencia y una puesta en escena espectacular, con muchas aspectos distintos que probablemente existieron (armas, escudos, animales y luchas en grupo).
En definitiva, nos encontramos con un film de los que marcan un antes y un después en su género y en las carreras de las personas que participaron en su rodaje. Para ser disfrutada una y otra vez por todo cinéfilo que se precie (y por mucha gente que solo va al cine una o dos veces al año).
Prueba de ello es que (aunque Mel Gibson ya había creado escuela con "Braveheart" años antes), a partir de esta película se revitalizó el género histórico épico, llegando "Troya", "Alejandro Magno" y tantas otras.