Halle Berry, a pesar de meter la pata con “Catwoman”, es una buena actriz. Aquí hace de una psicóloga que termina recluida en la institución mental en la que trabaja.
También podemos encontrarnos a nuestra paisana Cruz, que no lo hace mal en su papel de chalada.
La película no da miedo en ningún momento. Más bien es un thriller con toques sobrenaturales, que juega con el misterio de no saber si la fantasma es real o una alucinación.
El director consigue crear una buena ambientación en el deprimente y opresivo entorno de un hospital psiquiátrico. Desde luego no parece un buen lugar ni para estar ni para trabajar.
No profundiza apenas, pero se tratan algunas ideas del mundo de la psicología que me han parecido interesantes.
La resolución del misterio me ha parecido inesperada, que ya es decir cuando hay fantasmas de por medio, que suelen ser historias un tanto previsibles.
Los efectos especiales denotan falta de presupuesto, sobre todo con el fuego, que está bastante mal hecho.
Queda como una película entretenida para echar el rato, pero poco más. No es muy apta para ser vista muchas veces, cuando ya sabemos todo el pastel. Además, con lo corta que es, se nota que algunas escenas están filmadas lentamente a propósito, para alargar el tiempo en un argumento en el que ya no quedaba mucho más por contar.
Lo que no entiendo es el título de la película ¿quién es la gótica? ¿la fantasma o la protagonista? Nunca he comprendido por qué ciertos títulos de terror se consideran “góticos”, cuando el verdadero terror “antiguo” se denominaba romanticismo literario. Gótica es la catedral de Burgos, eso seguro.