Las historias policíacas de venganza suelen funcionar siempre bastante bien en el cine. Si a eso sumamos un original enfoque a la inversa y que encima cuenta con dos actores como la copa de un pino, pues ya tenemos los ingredientes para un buen thriller.
Desde el primer enfrentamiento hasta que llega la parte fuerte de la trama, parece que no pasa casi nada importante, pero el guion es hábil y al final todas las piezas encajan en este puzzle.
Lithgow siempre ha sido un genial villano. Aquí además tiene una inteligencia y planificación que se lo harán pasar bastante mal a su antagonista. Es un psicópata que da un poco de miedo.
Y de Denzel no hace falta decir nada. Aquí estaba muy joven y aún no era la gran estrella que es, pero ya era capaz de comerse la pantalla en esta especie de tragedia kafkiana. Es un actorazo.
La película tiene también bastante violencia en algunos momentos. Dura poco pero impacta.
La banda sonora de Alan Silvestri hace un buen acompañamiento musical.
Es una película de intriga muy interesante, y eso que el planteamiento es un tanto simple. Pero el plan del malo y la presencia de estos dos monstruos la mejoran mucho.