Añadir a mi grupo de amigos/usuarios favoritos
Puedes añadirle por nombre de usuario o por email (si él/ella ha accedido a ser encontrado por correo)
También puedes añadir usuarios favoritos desde su perfil o desde sus críticas
Nombre de grupo
Crear nuevo grupo
Crear nuevo grupo
Modificar información del grupo
Aviso
Aviso
Aviso
Aviso
El siguiente(s) usuario(s):
Group actions
You must be a loged user to know your affinity with Fax Dillard
- Recomendaciones
- Estadísticas
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Fax Dillard:
9
14 de julio de 2012
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el primer fotograma, uno tiene una certeza: la de que acaba de signar un pacto con el autor al pagar la entrada; él ha hecho unas leyes que se adecuan a los fenómenos naturales, y ha creado un mundo que se basa en ellas. Su mundo, sus reglas. A diferencia de muchas otras películas que dejan claro éstos principios, Wes Anderson es increíblemente coherente en todo momento, y eso hace que la película, ayudada por unas tremendas actuaciones hechas por increíbles actores (del más pequeño al mayor), que rozan la perfección a nivel interpretativo, tenga una magia inexplicable que te envuelve en todo momento. La enorme música de Benjamin Britten te guía en el principio y el final, y te hace comprender el título de la película, a través de una magnificiente mensaje. Unos paisajes infinitamente bellos, personajes entrañables, y unos colores nostálgicos hacen que salgas del cine sabiendo que acabas de presenciar algo realmente único y especial, que te llena, y te hace pensar de que el mundo es un poco más bonito. En todo momento existe una dualidad muy marcada al largo de la película: el contraste entre el mundo puro e inocente, y el mundo crudo sin piedad. Ver cómo éstos mundos se mezclan, teniendo como resultado soluciones totalmente improbables pero altamente comprensibles, hace que uno, como por ejemplo un servidor, se quede enamorado de un largometraje tan precioso como éste.