La duda que se me plantea al haber visto Pink Flamingos es si toda en su conjunto es un ejercicio de inmoralidad o de amoralidad. Evidentemente es una película inmoral pues atenta contra la norma ética que el común de la gente tiene, pero ¿y si se entiende como un producto amoral, realizado desde el desconocimiento de las normas y conductas sociales aceptadas como normales?

En este último caso estaríamos ante una obra correcta en sus planteamientos, independientemente de que sea una basura desde el punto de vista técnico, una historia más donde la lucha del bien contra el mal es el eje principal de la película, donde dos familias se disputan el reconocimiento social y la satisfacción de la popularidad, rivalizando entre ellas por conseguir ser los número uno en el ranking social.

El problema es que no se puede concebir Pink Flamingos amoralmente hablando. Es tal el grado de repugnancia que es imposible sentirse no afectado, o mejor dicho, no asqueado ante el visionado del film, un auténtico ejercicio de mal gusto, donde la ausencia de valores morales ampara a un grupo de personajes que dentro de su frikismo nos muestran el lado más pervertido de la sociedad: pornografía, escatología, zoofilia, fetichismo, secuestro, exhibicionismo, canibalismo, incesto, trafico de recién nacidos y mucho mucho más.

Pink Flamingos consigue su objetivo: provocar, escandalizar y ser una película polémica, donde lo correcto brilla por su ausencia y lo irreverente e inmoral es plato de buen gusto, y después de 40 años sigue siento igual de provocadora e impactante; un golpe directo a la sensibilidad del espectador que se queda K.O. tras el visionado.

He calificado con un 5 el film porque aparte de ser una bazofia inmoral y peligrosamente enfermiza consigue enganchar siempre y cuando el espectador no sea extremadamente sensible y delicado. Aparte de esto la banda sonora es impresionante, una serie de éxitos de los tardíos años 50 y comienzos de los 60 americanos que son una delicia para los oídos que compensan el agotamiento visual y mental que se padece durante el visionado.