Trabaja en una súper empresa y se uno más de los 30.000 pringaos que tienen la suerte de trabajar aquí.
Trabaja en una mesa junto a 300 pringaos más sin parar.
Quédate a hacer horas extras, sin cobrarlas.
Presta tu apartamento a jefes indirectos para que lo usen como picadero con sus amiguitas.
Pelotea a diestro y siniestro por un ascenso de mierda.
Pelotea a tu jefe máximo y dale la llave de tu apartamento para que acuda con su amante, que es la chica que a ti te gusta pero, como eres un huevón pues, no la dices nada.
Pasa las noches en la puta calle porque algún cabroncete de tus jefes indirectos te deja la llave del baño de jefes en vez de la llave de tu casa bajo el felpudo.
Comete marrones con los vecinos y la casera por culpa de las juergas de tus jefes en tu apartamento.
Ten fama de ligón en tu portal cuando en realidad eres un pringao y no te comes una rosca.
Comete un marrón cojonudo con la tía que te gusta porque ha intentado suicidarse porque el mamón de tu jefe ha pasado de ella en navidad, queda como un cabrón con tu vecino, déjate pegar por el cuñado de la chica y quédate de nuevo solo.
Consigue un despacho en la planta VIP de tu curro, con acceso directo al lavabo privado de jefes y pierde el despacho y el curro que tanto te ha costado conseguir haciendo el capullo por un ataque de dignidad.
Juega a las cartas con la chica a la que acabas de decir que amas como si nada cuando ella no te hace ni caso.
Todo esto y mucho más en el apartamento, la historia de un pringao, pero un pringao feliz.