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Voto de pepe fuentes:
9
Drama Inglaterra, siglo XII. Drama histórico en el que se narran los enfrentamientos entre Enrique II Plantagenet, rey de Inglaterra, y Thomas Becket, que llegó a ser canciller y después arzobispo de Canterbury (desde 1162). Las desavenencias entre ambos comienzan cuando en 1164 (Constitución de Clarendon) el rey lleva a cabo una reforma del sistema judicial que reduce substancialmente las prerrogativas de la Iglesia.(FILMAFFINITY)
31 de enero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos enormes personajes y dos actores a la altura de esa grandeza. Una puesta en escena sobria, bien modulada en cuanto al tempo narrativo, y de una belleza formal plena de matices, tanto decorados como vestuario y ambientación de época. Una película clásica en su más amplia y brillante acepción. Enrique II Plantegenet, rey de Inglaterra, y Thomas Becket, canciller y después arzobispo de Canterbury, primado de la Iglesia de Inglaterra, entablan una disputa agria y peligrosa donde se juegan valores morales, políticos, principios y, sobre todo, afectos y pasiones. El guion es fiel a los hechos históricos en los que participaron ambos personajes. La paradójica circunstancia de la controversia se da en el hecho de que Becket, a la sazón canciller real, apoyaba a Enrique en su enfrentamiento con la Iglesia en el propósito de establecer una nítida separación de poderes y hacer prevalecer la jurisdicción civil sobre la religiosa o, dicho de otro modo, poder gobernar el país sin la sombra permanente de la Iglesia. Sin embargo, al nombrar a Becket, a quien admiraba y quería, Arzobispo de Canterbury, provoca un enfrentamiento irreductible entre ambos. Lo que subyace en la historia, contada admirablemente por Glenville, no solo es la eterna pugna por el poder, sino, además, la desgarrada ruptura entre dos personajes que se habían querido y admirado. Dialécticamente es interesante observar cómo los firmes creyentes, o no tanto, son capaces de alistar al mismísimo Dios a su lado en nombre de la fe; de su fe, claro. No solía haber objeciones a tan desmesurado y ridículo argumento, normalmente con intenciones espurias, como es el caso. Película grande, sin duda, que sin ayuda de plataformas como Filmin (en este caso) ya no se podría disfrutar.
pepe fuentes
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