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Polonia Polonia · Galitzia
Voto de Valkiria:
8
Cine negro. Thriller. Drama Julien Tavernier, héroe de la guerra de Indochina, trabaja para el industrial Simon Carala, y es el amante de su esposa, Florence. Para poder vivir juntos, los amantes deciden matar al marido de modo que parezca un suicidio, pero ocurre algo que no estaba previsto... (FILMAFFINITY)
26 de julio de 2011
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando a Pedro Almodóvar se le agotaban las ganas y las canas terminando su insustancial y penúltimo filme "Los abrazos rotos", se le debió ocurrir, en un momento de lucidez, jugarse una buena baza.

Haciéndose el recién llegado, como quien no quiere la cosa, para reflotar el ánimo de los cada día más resignados espectadores suyos, -entre quienes me hayo, deprimida a la vista de los derroteros por los que se nos fue el manchego-, Pedro se sacó de la manga un gran truco, como ilusionista y mañoso que es, dando un giro inesperado a las tornas.

De repente, el interés ya no residía en si Lluis Omar veía o no, o, si a Penélope Cruz se le había metido en el cuerpecillo de gitana la mala hostia de Carmen Maura quemando colchones y batiendo barbitúricos con gazpacho a lo loco.

En ese momento de desfallecimiento almodovariano en el que es evidente que no se sabe cómo salir del entuerto, Pedro se preguntará cómo deshacerse del lío. ¿Acaso echando un cebo y despistando?

Él, Omar, está ciego; ella, Pe, es una bella mujer afrancesada; hay crimen de por medio. Esto es un prototipo de filme noir en el que Almodóvar no se desenvuelve ni sabe siquiera cómo hacerlo sin estridencias.

Así que mejor, se pensará, pongo a Omar a revisar la peli de Malle.

Es una genialidad. Lo que el manchego hace para que su desatinada película acabe emparentada a una de las mejores del cine negro francés es la polla. O eso prefiero imaginar porque cuando Lluis Omar propone ver, ciego, ¿por qué no? "Ascensor para un cadalso", no hay quien le reproche. Dentro de la peli de Almodóvar una se apoltrona a su vera, escuchando la improvisada partitura de Miles Davis. Entonces todo vuelve a empezar.

Cómo acabó la peli de Almodóvar, no lo sé. Se difuminó con el rostro de Jeanne Moreau roneándole al teléfono a Ronet, el guapetón, al que también ronea un gato negro en la azotea del crimen, que no hace presagiar nada bueno y de ahí, unos instantes agobiantes que se alargan a una noche entera de ascensor en el que, fumando espérate a la que se te viene encima, mon amour.

Merci beaucopu, Pedro, por el aporte.
Valkiria
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