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Voto de Miquel:
8
7,4
19.585
Drama
Se inspira en la novela "La escafandra y la mariposa" escrita por Jean Dominique Bauby a causa de un accidente (1995) que lo introdujo en el mundo del "Locked in Syndrom" (encerrado en sí mismo). Totalmente paralizado, sin poder comer, hablar, ni respirar sin asistencia, el antiguo redactor jefe de la revista "Elle" dicta letra por letra, moviendo sólo el párpado izquierdo, una especie de viaje inmóvil. (FILMAFFINITY)
3 de julio de 2009
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer largometraje del pintor y realizador de cine Julian Schnabel (NY, 1951), director de “Basquiat” (1997) y “Antes que anochezca” (2000). El guión, de Ron Hardwood (“El amor en tiempos del cólera”, Newell, 2007), adapta la autobiografía de Jean-Dominique Bauby, títulada “La scaphandre et le papillon” (1997). Se rueda en el Hospital Marítimo de Berk, Berk (Pas-de-Calais), Lourdes (Altos Pirineos) y Paris. Nominado a 4 Oscar (director, fotografía, edición y guión adaptado), gana un premio (director) de Cannes. Producido por Kahtleen Kennedy y Jon Kilik para Pathé/Renn Productions, se proyecta por primera vez en público el 22-V-2007 (Cannes).
La acción dramática tiene lugar en Berk, Lourdes y París, a lo largo de 15 meses, entre el 8-XII-1995 y el 9-III-1997. Jean-Dominique “Jean-Do” Bauby (Amalric), de 43 años, redactor-jefe de la revista “Elle”, mientras conduce su nuevo Jaguar, sufre un infarto masivo que lo mantiene en coma durante 20 días y le provoca una discapacidad motora general, con la sola excepción del párpado del ojo izquierdo. Conserva intacta la memoria, la lucidez mental, la capacidad de imaginar y razonar, el oído y la vista del ojo izquierdo, pero no puede hablar, ni ingerir alimentos. Antes del accidente cardiovascular era una persona vitalista, aficionada a gastar dinero, las mujeres, los viajes, la buena mesa, el marisco y las fiestas (1). Tras el accidente, se encuentra encerrado en sí mismo, víctima de un “locked-in syndrome”, o síndrome del cautivo. Con su esposa Céline Desmoulin (Segnier), de la que acaba de separarse, tiene 3 hijos: Théophil, Céleste y Hortense, de unos 7, 5 y 3 años.
El film suma biografía, drama, discapacidad, vida hospitalaria y familia. Basada en hechos reales, la narración corre a cargo de una voz en off que reproduce lo que piensa y siente el protagonista, sus reacciones ante los hechos que observa y sus puntos de vista. De ese modo el film adquiere un cautivador tono intimista, fuente de espontaneidad, sinceridad, autenticidad y verismo. La historia es dura, desgarradora, dolorosa y terrible. Schnabel la cuenta con sumo tacto, con delicadeza extrema y con rigor, sin hacer concesiones al sentimentalismo y sin alivios artificiosos. Habla con sutileza, audacia, realismo y eficacia. Se expresa con una extraordinaria sensibilidad, elaborada con esmero y con un infrecuente sentido de la mesura y la pertinencia. Hace uso de la cámara subjetiva, enfoques y desenfoques, recuerdos, noticias del pasado, pasajes fantasiosos e imágenes metafóricas, como las de los glaciares que se desmoronan acompañados por el concierto para piano BWV 1056 de J. S. Bach, o las del buzo con escafandra sumergido en las profundidades del mar.
Añade toques documentalistas sobre el sistema sanitario público, técnicas médicas, referencias históricas (Eugenia de Montijo, madrina del Hospital Marítimo de Berk) y encuadres de impresionante belleza plástica.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
La acción dramática tiene lugar en Berk, Lourdes y París, a lo largo de 15 meses, entre el 8-XII-1995 y el 9-III-1997. Jean-Dominique “Jean-Do” Bauby (Amalric), de 43 años, redactor-jefe de la revista “Elle”, mientras conduce su nuevo Jaguar, sufre un infarto masivo que lo mantiene en coma durante 20 días y le provoca una discapacidad motora general, con la sola excepción del párpado del ojo izquierdo. Conserva intacta la memoria, la lucidez mental, la capacidad de imaginar y razonar, el oído y la vista del ojo izquierdo, pero no puede hablar, ni ingerir alimentos. Antes del accidente cardiovascular era una persona vitalista, aficionada a gastar dinero, las mujeres, los viajes, la buena mesa, el marisco y las fiestas (1). Tras el accidente, se encuentra encerrado en sí mismo, víctima de un “locked-in syndrome”, o síndrome del cautivo. Con su esposa Céline Desmoulin (Segnier), de la que acaba de separarse, tiene 3 hijos: Théophil, Céleste y Hortense, de unos 7, 5 y 3 años.
El film suma biografía, drama, discapacidad, vida hospitalaria y familia. Basada en hechos reales, la narración corre a cargo de una voz en off que reproduce lo que piensa y siente el protagonista, sus reacciones ante los hechos que observa y sus puntos de vista. De ese modo el film adquiere un cautivador tono intimista, fuente de espontaneidad, sinceridad, autenticidad y verismo. La historia es dura, desgarradora, dolorosa y terrible. Schnabel la cuenta con sumo tacto, con delicadeza extrema y con rigor, sin hacer concesiones al sentimentalismo y sin alivios artificiosos. Habla con sutileza, audacia, realismo y eficacia. Se expresa con una extraordinaria sensibilidad, elaborada con esmero y con un infrecuente sentido de la mesura y la pertinencia. Hace uso de la cámara subjetiva, enfoques y desenfoques, recuerdos, noticias del pasado, pasajes fantasiosos e imágenes metafóricas, como las de los glaciares que se desmoronan acompañados por el concierto para piano BWV 1056 de J. S. Bach, o las del buzo con escafandra sumergido en las profundidades del mar.
Añade toques documentalistas sobre el sistema sanitario público, técnicas médicas, referencias históricas (Eugenia de Montijo, madrina del Hospital Marítimo de Berk) y encuadres de impresionante belleza plástica.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
No falta el humor y los trazos de entrañable humanidad con los que compone la figura del padre (Sydow), la ex esposa, los tres hijos (“Me gusta verlos vivir”), la amante Inés (La Fontaine) que no se atreve a visitarle, la logopeda Henriette Durand (Croze), etc. Schnabel quiso que la película se rodara en Francia, en francés, con actores franceses y en las localizaciones en las que ocurrieron los hechos (2).
Es de gran interés conocer el sistema ideado para hacer posible la comunicación del enfermo. Con su ayuda elabora un libro sobre su tremenda experiencia personal. El film permite acercarse a una experiencia humana extrema (3), que ilustra la fragilidad y, a la vez, la insospechada capacidad interior de los seres humanos. Las interpretaciones de Mathieu Amalric, Emmanuel Segnier, Marie-Josée Croze, Max von Sydow y otras son magníficas. La fuerza dramática deriva de la propia historia, del desarrollo del film, del estilo narrativo y de la estructura del relato. No se refuerza ni con postizos tremendistas ni con ñoñería sensiblera.
Son escenas memorables la conversación telefónica con el padre de 92 años, la conversación con la amante a través de la ex esposa, la visita de los empleados de la telefónica, la visita de los hijos el día del padre, el recuerdo de la impresionante visita a Lourdes, el aturdimiento tras despertar del coma (3), etc. Son destacables las lecturas de Balzac y Graham Green, y las numerosas referencias cinéfilas que se proponen: Marlon Brando, beso en la playa como el de “De aquí a la eternidad”, “Los 400 golpes”, la canción “Cantando bajo la lluvia” en francés, etc.
La banda sonora, de Paul Cantelon (“Todo está iluminado”, Schreiber, 2006), aporta una partitura original de piano, piano y orquesta y de instrumentos de cuerda, de tempos pausados, melodías melancólicas y aires fatalistas, de gran belleza sonora. Como música añadida, ofrece un largo repertorio de canciones diversas, como “Napoli milionaria” (Nino Rota), “Lolita’s Love Theme”, “Green Grass” (Tom Waits) y dos soberbios fragmentos de “La mer” a cargo de Charles Trenet. La fotografía, de Januz Kaminski (“La lista de Schindler”, Spielberg, 1993), combina imágenes subjetivas de presente, recuerdos felices del pasado y fantasías con las que el enfermo trata de distraerse. Compone un soberbio recital de imágenes de estética neoexpresionista (potentes contraluces, paisajes desolados, bloques que se desmoronan...).
El film no imparte lecciones. Celebra la alegría de vivir, la imaginación y la fantasía, la libertad interior, el arte creativo, el amor verdadero, la importancia de la comunicación y la validez de las personas con discapacidad.
(1) Hilario J. RODRÍGUEZ, “Cerrar los ojos”, Dirigido por”, nº 374, pág. 42-43, enero 2008.
(2) Gabriel LERMAN, “Julian Schnabel”, entrevista, Dirigido por, nº 374, págs. 44-47, enero 2008.
(3) Julio RODÍGUEZ CHICO, “La escafandra y la mariposa. Alas para volar”, La Butaca, 2007.
Gracias, Rouse
Es de gran interés conocer el sistema ideado para hacer posible la comunicación del enfermo. Con su ayuda elabora un libro sobre su tremenda experiencia personal. El film permite acercarse a una experiencia humana extrema (3), que ilustra la fragilidad y, a la vez, la insospechada capacidad interior de los seres humanos. Las interpretaciones de Mathieu Amalric, Emmanuel Segnier, Marie-Josée Croze, Max von Sydow y otras son magníficas. La fuerza dramática deriva de la propia historia, del desarrollo del film, del estilo narrativo y de la estructura del relato. No se refuerza ni con postizos tremendistas ni con ñoñería sensiblera.
Son escenas memorables la conversación telefónica con el padre de 92 años, la conversación con la amante a través de la ex esposa, la visita de los empleados de la telefónica, la visita de los hijos el día del padre, el recuerdo de la impresionante visita a Lourdes, el aturdimiento tras despertar del coma (3), etc. Son destacables las lecturas de Balzac y Graham Green, y las numerosas referencias cinéfilas que se proponen: Marlon Brando, beso en la playa como el de “De aquí a la eternidad”, “Los 400 golpes”, la canción “Cantando bajo la lluvia” en francés, etc.
La banda sonora, de Paul Cantelon (“Todo está iluminado”, Schreiber, 2006), aporta una partitura original de piano, piano y orquesta y de instrumentos de cuerda, de tempos pausados, melodías melancólicas y aires fatalistas, de gran belleza sonora. Como música añadida, ofrece un largo repertorio de canciones diversas, como “Napoli milionaria” (Nino Rota), “Lolita’s Love Theme”, “Green Grass” (Tom Waits) y dos soberbios fragmentos de “La mer” a cargo de Charles Trenet. La fotografía, de Januz Kaminski (“La lista de Schindler”, Spielberg, 1993), combina imágenes subjetivas de presente, recuerdos felices del pasado y fantasías con las que el enfermo trata de distraerse. Compone un soberbio recital de imágenes de estética neoexpresionista (potentes contraluces, paisajes desolados, bloques que se desmoronan...).
El film no imparte lecciones. Celebra la alegría de vivir, la imaginación y la fantasía, la libertad interior, el arte creativo, el amor verdadero, la importancia de la comunicación y la validez de las personas con discapacidad.
(1) Hilario J. RODRÍGUEZ, “Cerrar los ojos”, Dirigido por”, nº 374, pág. 42-43, enero 2008.
(2) Gabriel LERMAN, “Julian Schnabel”, entrevista, Dirigido por, nº 374, págs. 44-47, enero 2008.
(3) Julio RODÍGUEZ CHICO, “La escafandra y la mariposa. Alas para volar”, La Butaca, 2007.
Gracias, Rouse