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Voto de Miquel:
8
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6,8
41.449
Thriller. Intriga
Un escritor (McGregor) acepta a regañadientes el encargo de terminar las memorias del primer ministro británico Lang (Pierce Brosnan), tras la muerte de la persona que lo estaba haciendo. Para ello, se instala en una isla de la costa este de Estados Unidos. Al día siguiente de su llegada, un exministro acusa a Lang de autorizar la captura ilegal de presuntos terroristas y su entrega a la CIA, hechos que constituirían un crimen de ... [+]
12 de marzo de 2011
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Thiller realizado por Roman Polanski (Paris 1933) sobre un guión de Robert Harris y el propio Polanski, basado en la novela “The Ghost” (2007), en español “El poder en la sombra”, de Robert Harris. Se rueda en Londres, Dinamarca, Massachussetts (EEUU), varias localidades de Alemania y en los Studios Bebelsberg (Postdam, Alemania), con un presupuesto estimado de 35 M USD. Gana el Oso de Plata al mejor director (Festival Berlín) y 5 premios del Cine Europeo (actor, banda sonora, director, película y guión). Producido por Robert Benmussa, Roman Polanski y Alain Sarde, para R.P. Productions y France 2 Cinema, se proyecta por primera vez en público el 26-III-2010 (Festival Berlín).
La acción dramática tiene lugar en Londres, una isla de la costa oriental de EEUU y en territorio continental de EEUU (NY y otras ubicaciones), durante unas dos semanas del otoño del 2009. Un joven escritor (McGregor), cuyo nombre no se revela, recibe el encargo de escribir la autobiografía de Adam Lang (Brosnan), antiguo primer ministro del RU, que estuvo en el cargo durante 10 años. Se hace cargo de un trabajo que había comenzado otro joven escritor, llamado Mike, que murió en extrañas circunstancias. La obra se ambienta en el tiempo presente, trata temas de actualidad y se refiere, con las debidas distancias, a hechos y personajes reales.
El relato se desarrolla con precisión, una limpieza narrativa exquisita, un ritmo sostenido y un pulso vigoroso e intenso. La acción se ambienta en interiores de luces dispersas, decoraciones opresivas, exteriores lluviosos y cielos cubiertos, que aportan elementos relevantes en la construcción de un clima que se torna por momentos angustioso y deprimente. El montaje luce pulcritud y precisión. Los encuadres se presentan muy cuidados. Los escenarios son regulares, de figuras y tonos equilibrados y formas austeras y sobrias, que delatan las preferencias del realizador por el clasicismo. La historia constituye el reflejo de aspiraciones, pasiones e intereses, dotados de entidad, dimensiones y alcance humanos. No hay en esta ocasión referencias sobrenaturales ni toques mágicos.
Mediante una narración fluida, que no conoce ni digresiones ni trampas engañosas, se explica una historia que de la mano de un director tan experto como Polanski, alcanza niveles de intriga y suspense elevados. Algunos rasgos del film muestran la huella de algunas de las constantes del autor, como el dibujo de personajes atrapados por las circunstancias o el azar y empujados por la vida a situaciones amenazantes y aparentemente sin salida. La presencia del mal palpita tras la brillantez de las imágenes. Como es habitual, el mal se reconoce por su carácter invasor y destructivo y por su extensa omnipresencia. Avasalla desde el silencio, las sombras y la ocultación, manipula y tergiversa el sentido de las cosas y se identifica con la falsedad, la mentira yel crimen.
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La acción dramática tiene lugar en Londres, una isla de la costa oriental de EEUU y en territorio continental de EEUU (NY y otras ubicaciones), durante unas dos semanas del otoño del 2009. Un joven escritor (McGregor), cuyo nombre no se revela, recibe el encargo de escribir la autobiografía de Adam Lang (Brosnan), antiguo primer ministro del RU, que estuvo en el cargo durante 10 años. Se hace cargo de un trabajo que había comenzado otro joven escritor, llamado Mike, que murió en extrañas circunstancias. La obra se ambienta en el tiempo presente, trata temas de actualidad y se refiere, con las debidas distancias, a hechos y personajes reales.
El relato se desarrolla con precisión, una limpieza narrativa exquisita, un ritmo sostenido y un pulso vigoroso e intenso. La acción se ambienta en interiores de luces dispersas, decoraciones opresivas, exteriores lluviosos y cielos cubiertos, que aportan elementos relevantes en la construcción de un clima que se torna por momentos angustioso y deprimente. El montaje luce pulcritud y precisión. Los encuadres se presentan muy cuidados. Los escenarios son regulares, de figuras y tonos equilibrados y formas austeras y sobrias, que delatan las preferencias del realizador por el clasicismo. La historia constituye el reflejo de aspiraciones, pasiones e intereses, dotados de entidad, dimensiones y alcance humanos. No hay en esta ocasión referencias sobrenaturales ni toques mágicos.
Mediante una narración fluida, que no conoce ni digresiones ni trampas engañosas, se explica una historia que de la mano de un director tan experto como Polanski, alcanza niveles de intriga y suspense elevados. Algunos rasgos del film muestran la huella de algunas de las constantes del autor, como el dibujo de personajes atrapados por las circunstancias o el azar y empujados por la vida a situaciones amenazantes y aparentemente sin salida. La presencia del mal palpita tras la brillantez de las imágenes. Como es habitual, el mal se reconoce por su carácter invasor y destructivo y por su extensa omnipresencia. Avasalla desde el silencio, las sombras y la ocultación, manipula y tergiversa el sentido de las cosas y se identifica con la falsedad, la mentira yel crimen.
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El film es rico en ironía, sentido crítico y denuncias de las estratagemas que se imponen desde el ejercicio del poder. Éste muestra su rostro más ácido y corrosivo y su malvada alianza con el cinismo, el juego de las falsas apariencias y la defensa de intereses inconfesables con métodos contrarios a toda legalidad.
No es el mejor film de Polanski, pero es una buena película, una obra de calidad superior a la media del cine de nuestros días. Tiene fuerza, vigor, intensidad y destila un sano espíritu crítico. Las interpretaciones son sólidas, la puesta en escena es impecable y el desarrollo es ágil y vibrante. Por lo demás, el tema toca de lleno la actualidad y esto tiene un valor que se agradece. Por lo demás, no faltan los toques de cinefilia que tanto gustan al autor, como las citas de “Horizontes perdidos” (Capra, 1937), “La guerra de las galaxias” y Hitchcock. También merecen un elogio las referencias cultas del guión a personajes del imaginario mitológico de la antigua Grecia, como Cíclope, Yocasta, Pandora, etc.
La fotografía, de Pawel Edelman (“Oliver Twist”, 2005), compone escenas de una visualidad muy grata, que traduce a la gran pantalla la inspiración y la buena factura de los lienzos expresionistas que decoran los escenarios. Se complace en mostrar conjuntos de líneas verticales, paralelas y rectas, que traen a la memoria las formas de la soberbia arquitectura clásica. La banda sonora, de Alexander Desplat (“El curioso caso de Benjamín Button”, Fincher, 2008), aporta elementos de elegante ambientación y de creación de atmósferas con ritmos de estructura sencilla, que acompaña de percusión y fugas ocasionales a melodías de piano o cuerdas de aires románticos. La música se funde en varias ocasiones con el sonido de fondo para formar combinaciones llenas de sentido y de hermosas sugerencias.
El film es rico en ironía, sentido crítico y denuncias de las estratagemas que se imponen desde el ejercicio del poder. Éste muestra su rostro más ácido y corrosivo y su malvada alianza con el cinismo, el juego de las falsas apariencias y la defensa de intereses inconfesables con métodos contrarios a toda legalidad.
No es el mejor film de Polanski, pero es una buena película, una obra de calidad superior a la media del cine de nuestros días. Tiene fuerza, vigor, intensidad y destila un sano espíritu crítico. Las interpretaciones son sólidas, la puesta en escena es impecable y el desarrollo es ágil y vibrante. Por lo demás, el tema toca de lleno la actualidad y esto tiene un valor que se agradece. Por lo demás, no faltan los toques de cinefilia que tanto gustan al autor, como las citas de “Horizontes perdidos” (Capra, 1937), “La guerra de las galaxias” y Hitchcock. También merecen un elogio las referencias cultas del guión a personajes del imaginario mitológico de la antigua Grecia, como Cíclope, Yocasta, Pandora, etc.
La fotografía, de Pawel Edelman (“Oliver Twist”, 2005), compone escenas de una visualidad muy grata, que traduce a la gran pantalla la inspiración y la buena factura de los lienzos expresionistas que decoran los escenarios. Se complace en mostrar conjuntos de líneas verticales, paralelas y rectas, que traen a la memoria las formas de la soberbia arquitectura clásica. La banda sonora, de Alexander Desplat (“El curioso caso de Benjamín Button”, Fincher, 2008), aporta elementos de elegante ambientación y de creación de atmósferas con ritmos de estructura sencilla, que acompaña de percusión y fugas ocasionales a melodías de piano o cuerdas de aires románticos. La música se funde en varias ocasiones con el sonido de fondo para formar combinaciones llenas de sentido y de hermosas sugerencias.