Media votos
6,7
Votos
5.206
Críticas
1.665
Listas
182
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Miquel:
8
7,4
3.478
Drama. Romance
En un hotel al viejo estilo conviven desde hace tiempo varios huéspedes fijos. Un militar retirado, con una gloriosa hoja de servicios, que teme que un suceso poco honroso llegue a comprometerle, una madre estricta y decadente que vive con su hija, un matrimonio fracasado, un profesor de cultura griega... Viejas historias y nuevos problemas que se hacen carne viva entre los barrocos muros del hotel. (FILMAFFINITY)
23 de noviembre de 2008
59 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuarto film del realizador norteamericano Delbert Mann (“Marty”, 1955). El guión, de Terence Rattigan, John Gay (“Los cuatro jinetes del Apocalipsis”, Minnelli, 1961) y John Michael Hayes (no acreditado), adapta dos obras de teatro de un solo acto cada una (“Mesa en la ventana” y “Mesa número 7”), del dramaturgo Terence Rattigan. Se rueda en el Hotel Miramar, de Bournemouth (Dorset, Inglaterra), con decorados de Edward Carrere. Nominado a 7 Oscar, gana 2 (actor principal y actriz de reparto). Producido por Harold Hecht (“Marty”) para Hetch-Hill-Lancaster Productions/UA, se estrena el 18-XII-1958 (EEUU).
La acción dramática tiene lugar en el Hotel Beauregard, de la localidad costera de Bornemouth, del Sur de Inglaterra. El establecimiento anuncia que ofrece ambiente familiar, cocina casera y comedor con mesas separadas. Los hechos suceden en el otoño de 1958. Son huéspedes fijos el comandante Agnus Pollock (Niven), militar jubilado con una gloriosa hoja de servicios; la Sra. Railton-Bell (Cooper), de carácter estricto, intransigente y dominante; la joven Sybill Railton-Bell (Kerr), tímida, sumisa y dominada por la madre, que sufre ciscunstanciales ataques de histeria; John Malcom (Lancaster), escritor norteamericano, que ahoga en alcohol los recuerdos de un antiguo amor frustrado; Charles (Taylor), estudiante de medicina; Jean (Dalton), pareja de Charles; un profesor de cultura griega; y otros. La dirección del hotel corre a cargo de la eficiente y atenta Pat Cooper (Hiller). Acaba de llegar como huésped temporal Ann Shankland (Hayworth), antigua modelo y antigua esposa de John Malcom.
El film suma drama y romance. Explora cuatro historias de amor diferentes: una se basa en afinidades derivadas de represiones similares; otra trata de dar una segunda oportunidad a un amor del pasado; la tercera busca consuelo que alivie profundas frustraciones personales y la última es un amor joven, de pareja de hecho, con connotaciones obsesivas. Los personajes son seres solitarios, desilusionados y marginados, que ocultan fracasos, frustraciones y desesperación. Necesitan afecto, comprensión, apoyo y amor.
La comunicación entre los huéspedes resulta difícil, porque topa con prejuicios, conveniencias sociales, inseguridades e incertidumbres. Actitudes intolerantes, intransigentes, inflexibles y autoritarias entran en colisión con propuestas que preconizan comprensión, confianza y afecto. Algunos personajes han de aprender no sólo a aceptar a los demás, sino también a aceptarse a ellos mismos. La pequeña sociedad variopinta que forman los huéspedes deviene un microcosmos que refleja y explica el mundo complejo de las relaciones interpersonales y de la convivencia en una sociedad avanza.
(Sigue en el spolier sin revelar partes del argumento)
La acción dramática tiene lugar en el Hotel Beauregard, de la localidad costera de Bornemouth, del Sur de Inglaterra. El establecimiento anuncia que ofrece ambiente familiar, cocina casera y comedor con mesas separadas. Los hechos suceden en el otoño de 1958. Son huéspedes fijos el comandante Agnus Pollock (Niven), militar jubilado con una gloriosa hoja de servicios; la Sra. Railton-Bell (Cooper), de carácter estricto, intransigente y dominante; la joven Sybill Railton-Bell (Kerr), tímida, sumisa y dominada por la madre, que sufre ciscunstanciales ataques de histeria; John Malcom (Lancaster), escritor norteamericano, que ahoga en alcohol los recuerdos de un antiguo amor frustrado; Charles (Taylor), estudiante de medicina; Jean (Dalton), pareja de Charles; un profesor de cultura griega; y otros. La dirección del hotel corre a cargo de la eficiente y atenta Pat Cooper (Hiller). Acaba de llegar como huésped temporal Ann Shankland (Hayworth), antigua modelo y antigua esposa de John Malcom.
El film suma drama y romance. Explora cuatro historias de amor diferentes: una se basa en afinidades derivadas de represiones similares; otra trata de dar una segunda oportunidad a un amor del pasado; la tercera busca consuelo que alivie profundas frustraciones personales y la última es un amor joven, de pareja de hecho, con connotaciones obsesivas. Los personajes son seres solitarios, desilusionados y marginados, que ocultan fracasos, frustraciones y desesperación. Necesitan afecto, comprensión, apoyo y amor.
La comunicación entre los huéspedes resulta difícil, porque topa con prejuicios, conveniencias sociales, inseguridades e incertidumbres. Actitudes intolerantes, intransigentes, inflexibles y autoritarias entran en colisión con propuestas que preconizan comprensión, confianza y afecto. Algunos personajes han de aprender no sólo a aceptar a los demás, sino también a aceptarse a ellos mismos. La pequeña sociedad variopinta que forman los huéspedes deviene un microcosmos que refleja y explica el mundo complejo de las relaciones interpersonales y de la convivencia en una sociedad avanza.
(Sigue en el spolier sin revelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El guión construye buenos diálogos, diferencia con eficacia los caracteres principales y se sirve de los secundarios, entre otras cosas, como vehículos de humor. En el marco de unas interpretaciones notables, destacan las intervenciones de Niven (ganador del Oscar) y Kerr (nominada al Oscar). Resulta gratificante ver cómo se desenvuelve Hayworth en un papel serio y maduro. El ritmo general es pausado, tranquilo y sostenido a lo largo de todo el metraje. Forma parte del grupo de películas que en la década de los 50 adaptan obras de teatro, como “Un tranvía llamado deseo” (Kazan, 1951), “Calle Mayor” (Bardem, 1956), “Testigo de cargo” (Hitchcock, 1957), etc.
El film trata temas diversos: las represiones sexuales, la práctica del ostracismo como forma de castigo, los estragos de la intolerancia y el autoritarismo, las necesidades de afecto que tienen todos los seres humanos, el alcoholismo como falso medio de superar problemas personales, la importancia de la tolerancia y la comprensión humana, la trascendencia de las segundas oportunidades, la importancia de la comunicación basada en saber escuchar y saber explicarse sin reservas y sin barreras, la utilidad y eficacia de la convivencia basada en la aceptación de la diferencia, la virtualidad del perdón de los errores ajenos, etc. El film desgrana una útil e interesante lección de las virtudes cívicas básicas para ordenar una convivencia pacífica, duradera y eficiente. Son escenas memorables la confesión de los embustes de Angus a Sybill, la elegante secuencia del perdón de los errores de Angus, la conversación de John y Ann y otras.
La música, de David Raskin (“Carrie”, Wyler, 1952), ofrece una sonora partitura orquestal de acompañamiento descriptivo y ambiental, que invita a la reflexión crítica. Añade la canción “Separate Tables”, compuesta para la ocasión, con música de Harry Warren y letra de Harold Adamson. La fotografía, de Charles Lang Jr. (“Sabrina”, Wilder, 1954), en B/N, hilvana una narración visual sobria y austera, que cierra con un espectacular y emotivo travelling de alejamiento.
El film trata temas diversos: las represiones sexuales, la práctica del ostracismo como forma de castigo, los estragos de la intolerancia y el autoritarismo, las necesidades de afecto que tienen todos los seres humanos, el alcoholismo como falso medio de superar problemas personales, la importancia de la tolerancia y la comprensión humana, la trascendencia de las segundas oportunidades, la importancia de la comunicación basada en saber escuchar y saber explicarse sin reservas y sin barreras, la utilidad y eficacia de la convivencia basada en la aceptación de la diferencia, la virtualidad del perdón de los errores ajenos, etc. El film desgrana una útil e interesante lección de las virtudes cívicas básicas para ordenar una convivencia pacífica, duradera y eficiente. Son escenas memorables la confesión de los embustes de Angus a Sybill, la elegante secuencia del perdón de los errores de Angus, la conversación de John y Ann y otras.
La música, de David Raskin (“Carrie”, Wyler, 1952), ofrece una sonora partitura orquestal de acompañamiento descriptivo y ambiental, que invita a la reflexión crítica. Añade la canción “Separate Tables”, compuesta para la ocasión, con música de Harry Warren y letra de Harold Adamson. La fotografía, de Charles Lang Jr. (“Sabrina”, Wilder, 1954), en B/N, hilvana una narración visual sobria y austera, que cierra con un espectacular y emotivo travelling de alejamiento.