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Voto de Miquel:
8
7,1
450
Drama
Basada en una novela del escritor belga Georges Simenon. Los protagonistas son un viejo matrimonio distanciado por el tedio y la incomunicación. Ella fue acróbata de un circo, él tipógrafo. El marido concentra todo su afecto en un gato que ha encontrado en la calle; pero, precisamente por ello, el gato es víctima del odio de la esposa. (FILMAFFINITY)
31 de octubre de 2010
35 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drama psicológico realizado por Pierre Granier-Deferre (París, 1927-2007). El guión, del propio realizador y de Pascal Jardin (diálogos), adapta con algunas variaciones la novela “Le chat” (1967), de Georges Simenon. Se rueda en escenarios reales de Courbevoie, barriada periférica del NO de Paris, y en los platós de los Estudios Boulogne-Billancourt. Nominado al Oso de oro de Berlín, gana 2 Osos de plata (actor y actriz). Producido por Raymon Danon para Lira Films, Cinétel, Gafet y Comacico, se estrena el 24-IV-1971 (Francia). La acción dramática tiene lugar en Courbevoie (París), a lo largo de varias semanas del invierno de 1971.
El realizador crea el que posiblemente es el mejor trabajo de su filmografía y la mejor adaptación sobre cuatro que dirige de Simenon. El film sobresale por la atmósfera densa, inquietante y turbadora que construye y mantiene a lo largo del metraje. La intriga y la tensión se desarrollan de acuerdo con una progresión bien administrada y hábilmente dosificada. El aire pesimista y descorazonador del relato, inmerso en la atmósfera descrita, brilla con fuerza y penetra profundamente en el ánimo del espectador. Se ha dicho, no sin razón, que ésta es una de las obras sobre la vida matrimonial más devastadoras que se han filmado.
La potencia expresiva del relato se apoya, además, en las interpretaciones soberbias de dos monstruos de la escena, como Simone Signoret y Jean Gabin, éste en uno de sus últimos papeles antes de su fallecimiento (1976). Enfrentados a un duelo sin concesiones y sin apoyos externos, absorben la atención del espectador, al que ofrecen una magnífica oportunidad de goce estético.
El drama se basa en una situación de hostilidad que tiene su origen en la diferencia de caracteres de los protagonistas, sus incompatibilidades no gobernables y las diferencias de educación y extracción social que les separan. En ambos casos las habilidades de relación y comunicación son escasas y se ven dificultadas por celos, envidias, soberbias, egoísmos, altanerías y deslealtades antiguas y nuevas. A ello se añade la pérdida de facultades que comporta el envejecimiento, la enfermedad y el progresivo aislamiento del exterior que experimentan sin entender las causas.
La definición de los dos caracteres principales se presenta bien perfilada y matizada con riqueza de detalles. Gracias a ello el proceso autodestructivo de la pareja resulta creíble y convincente. La acción tiene lugar en una casa pequeña, antigua, desvencijada y opresiva. Por lo demás, alrededor de la vivienda se desarrollan unas obras de gran envergadura que generan mucho ruido, dependiente del que producen los péndulos de demolición sin explosivos y las tareas de carga de vehículos pesados de transporte. La casa y los impactos ambientales que la afectan (ruido y vibraciones del suelo) componen una alegoría que explica y al mismo tiempo crea una situación que perturba a la pareja e inquieta al público.
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El realizador crea el que posiblemente es el mejor trabajo de su filmografía y la mejor adaptación sobre cuatro que dirige de Simenon. El film sobresale por la atmósfera densa, inquietante y turbadora que construye y mantiene a lo largo del metraje. La intriga y la tensión se desarrollan de acuerdo con una progresión bien administrada y hábilmente dosificada. El aire pesimista y descorazonador del relato, inmerso en la atmósfera descrita, brilla con fuerza y penetra profundamente en el ánimo del espectador. Se ha dicho, no sin razón, que ésta es una de las obras sobre la vida matrimonial más devastadoras que se han filmado.
La potencia expresiva del relato se apoya, además, en las interpretaciones soberbias de dos monstruos de la escena, como Simone Signoret y Jean Gabin, éste en uno de sus últimos papeles antes de su fallecimiento (1976). Enfrentados a un duelo sin concesiones y sin apoyos externos, absorben la atención del espectador, al que ofrecen una magnífica oportunidad de goce estético.
El drama se basa en una situación de hostilidad que tiene su origen en la diferencia de caracteres de los protagonistas, sus incompatibilidades no gobernables y las diferencias de educación y extracción social que les separan. En ambos casos las habilidades de relación y comunicación son escasas y se ven dificultadas por celos, envidias, soberbias, egoísmos, altanerías y deslealtades antiguas y nuevas. A ello se añade la pérdida de facultades que comporta el envejecimiento, la enfermedad y el progresivo aislamiento del exterior que experimentan sin entender las causas.
La definición de los dos caracteres principales se presenta bien perfilada y matizada con riqueza de detalles. Gracias a ello el proceso autodestructivo de la pareja resulta creíble y convincente. La acción tiene lugar en una casa pequeña, antigua, desvencijada y opresiva. Por lo demás, alrededor de la vivienda se desarrollan unas obras de gran envergadura que generan mucho ruido, dependiente del que producen los péndulos de demolición sin explosivos y las tareas de carga de vehículos pesados de transporte. La casa y los impactos ambientales que la afectan (ruido y vibraciones del suelo) componen una alegoría que explica y al mismo tiempo crea una situación que perturba a la pareja e inquieta al público.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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La banda sonora, de Philippe Sarde, aporta 4 temas. La canción “Les temps des souvenirs”, es delicada, nostálgica y descriptiva. Hace las veces de emocionante tema principal. La fotografía, de Walter Wottiz, es clara, directa y sincera, de acuerdo con los términos del realismo francés de la época, no exento de toques poéticos, como los que contiene el leitmotiv. Incorpora varios flashbacks de los tiempos felices de la pareja y evocaciones de presente de aquella época.
El film habla del paso del tiempo, el envejecimiento, las limitaciones de las personas de edad, la enfermedad y, sobretodo, del amor perdido y de sus consecuencias. La película no hace concesiones a la galería, ni busca complacencias al uso. Es seca, cortante, dura y provocadora. Es, para el que esto escribe, una obra imprescindible, tremendamente bella.
La banda sonora, de Philippe Sarde, aporta 4 temas. La canción “Les temps des souvenirs”, es delicada, nostálgica y descriptiva. Hace las veces de emocionante tema principal. La fotografía, de Walter Wottiz, es clara, directa y sincera, de acuerdo con los términos del realismo francés de la época, no exento de toques poéticos, como los que contiene el leitmotiv. Incorpora varios flashbacks de los tiempos felices de la pareja y evocaciones de presente de aquella época.
El film habla del paso del tiempo, el envejecimiento, las limitaciones de las personas de edad, la enfermedad y, sobretodo, del amor perdido y de sus consecuencias. La película no hace concesiones a la galería, ni busca complacencias al uso. Es seca, cortante, dura y provocadora. Es, para el que esto escribe, una obra imprescindible, tremendamente bella.