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Voto de Jorge López Fernández:
6
Drama Harvey Milk, el primer político abiertamente homosexual elegido para ocupar un cargo público en Estados Unidos, fue asesinado un año después. A los cuarenta años, cansado de huir de sí mismo, Milk decide salir del armario e irse a vivir a California con Scott Smith. Una vez allí, abre un negocio que no tarda en convertirse en el punto de encuentro de los homosexuales del barrio. Milk se convierte en su portavoz y, para defender sus ... [+]
7 de febrero de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gus Van Sant es un cineasta bastante peculiar, errático en su estilo y transeunte ocasional tanto del cine independiente más típico de Europa como de las películas de estudio propias de la meca del cine, ahora decidido a conquistar de nuevo los corazones estadounidenses. Por el momento lo ha logrado, tanto con crítica como con público, y era realmente previsible viendo la gente implicada en el film, toda de indudable talento, y la propia historia que narra descrita anteriormente.
No se puede negar la calidad técnica de la película, ni tampoco la solvencia de sus intérpretes (aquí conviene resaltar a un Josh Brolin que pide a gritos más minutos en pantalla), pero en menos de diez minutos se hace evidente la escasa implicación de Van Sant en este proyecto. El cineasta no transmite personalmente sentimientos con este film, no es capaz de traspasar a todo el conjunto la vitalidad o energía de su personaje principal, sino que se queda en punto muerto casi todo el metraje, sirviendo de simple eje para Harvey, el único motor constante de la película. El guión logra suplir esa carencia en su tramo intermedio, cuando intenta ganarse el apoyo de toda la comunidad gay, mostrando los intereses, ilusiones y argucias de todos los miembros de ese lobby. Pero el resto del tiempo nos encontramos con un número muy escaso de personajes interesantes con los que empatizar. Las dos parejas de Harvey son increíblemente planas, especialmente Jack Lira (Diego Luna, en una interpretación cercana a lo lamentable), lo que además impide que sirvan de catalizador para las emociones del protagonista, quedándose en meros pegotes para demostrar la dificultad de compaginar vida profesional y sentimental, nada nuevo en este mundo.
Van Sant y Black han creado con 'Milk' una montaña rusa emocional (nunca muy alta por otra parte), pero por suerte en el plano narrativo no han cometido el mismo error. La vida de Milk una vez que se adentra en la política resulta realmente interesante, en especial cuando conoce a Dan White, y aunque la puesta en escena no esté especialmente inspirada, sí es suficientemente eficaz como para no aburrir al respetable durante todo su metraje. Quizás éste sea un poco excesivo por sus minutos finales, fríos como ellos solos, pero se soporta sin problemas.
“Una gran historia de San Francisco se convierte en una gran historia americana”, según los críticos estadounidenses, pero yo aquí simplemente veo una película fría de factura correcta y (por lo general) estupendos intérpretes sustentada por completo en un héroe de la sociedad. Un guión sobre una historia interesante por ratos de escritura algo endeble acaba de convertir esta obra en la típica película estadounidense destinada a agradar a todo el mundo en su país y cosechar unos cuantos premios. No me queda otra que rectificar: Gus Van Sant no es el verdadero responsable de esta obra; lo son los ejecutivos del estudio.
Jorge López Fernández
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