En realidad, es una serie que me lo ha hecho pasar bastante mal. En sí, todo es una pura decadencia del protagonista hacia un punto sin retorno, cuyo objetivo, en el fondo, era trascender desde una vida anodina donde era golpeado por el destino una y otra vez (la posibilidad de éxito se le esfumó vendiendo su participación en una empresa que después generó mucho dinero, las problemas de su hijo mayor con la meningitis, la profesión de profesor no valorado, el empleo en un lavadero de coches a manos de empresario rácano y aprovechado, el cáncer de pulmón, una mujer dominante...) hacia la cúspide en el mundo de las drogas como capo mafioso capaz de matar y hacer matar con el objeto de conseguir su objetivo y sus deseos.
La idea consiste en poner a una persona decente y ciertamente inteligente, aunque poco exitosa, en la posibilidad de ir ascendiendo en un mundo que no le corresponde. De repente, se da cuenta de que es el mejor en lo que hace (la metanfetamina azul), y ahí surge el problema. Poco a poco va enganchándose al placer que le surge ese poder surgido de la nada, y va degenerando hacia algo que no le es propio de su destino y condición.
La serie tiene sus puntos graciosos, pero ya lo dije al principio, me metí de tal manera que me lo hizo pasar mal, dando ganas de pegarle dos ostias a cada uno de los protagonistas, porque en el fondo, quitando el personaje de Samuel Goodman, todos son seres autodestructivos (sobre todo jesse peakman, ¡qué horror de tío!), lo que me provocaba cierta ansiedad.
No sé si es la mejor serie de la historia, o la segunda o tercera, pero las grandes interpretaciones, el argumento tan ingenioso, ocurrente y original, lo bien hecha que está, el lugar donde se desarrolla (por fin, no es en Los Angeles, Nueva York, Miami.., sino ,¡en Alburquerque!), la dirección, etc, etc, hacen para mi que la serie sea una obra maestra...