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España España · santiago de compostela
Voto de berenice:
4
Drama La amistad entre un pastor mongol y un camionero ruso, perdido en la estepa asiática a causa de una avería, sirve de pretexto para mostrar el abismo cultural y económico entre el campo y la ciudad. (FILMAFFINITY)
18 de febrero de 2013
12 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Definitivamente, con el cine de Mikhalkov voy al revés que todo el mundo. Me parece maravillosa "El barbero de Siberia", tan denostada, y no le trago cuando le premian en festivales. Veamos, tenemos una estepa mongola de unos cien mil kilómetros, donde sólo hay una mujer y varias cabezas de ganado. Ummmmmm...muy etnográfico.

Como es un nostálgico recalcitrante, y un pelín retrógado, la estepa representa para el director ruso la pureza frente a la sucia ciudad comunista que no deja vivir a la gente sin atiborrarla de normas. No diré yo que me guste el comunismo, pero este canto a la libertad natural del buen salvaje chirría ya por todos lados. La visita del mongol a la ciudad, con sus dos caballos, ya la había filmado mucho antes Pedro Lazaga con Martínez Soria. La manera cómo los músicos de la discoteca interpretan, sin conocerla, "Las estepas de Manchuria" sólo con un par de acordes y el arranque de la melodía que lleva un tío tatuados en la espalda es de risa, y la escena es bochornosa. Peor que ridículo, miserable, es el recurso a las continuas miradas asombradas de un niño de la estepa, para que apreciemos la pureza reflejada en su cara y bla bla... Teniendo en cuenta que sólo hay ovejas, ya sabemos con quién va a terminar el crío hablando y quizá algo más, pero no importa: la ciudad contamina, viva el campo y la pureza, así el crío sale hecho un hombre de alma noble. Al principio parece simple etnografía, esto es lo que hay y yo lo retrato así. Por ese camino, la película parecía prometer sinceridad. Pero enseguida se parece demasiado a la nostalgia por el edén perdido, contrapuesto, una vez más, (como tantas en Mikhalkov), al comunismo. Así, una tele se convierte en elemento sospechoso, pero la ausencia de médicos da pie a chistes y el aislamiento de unos niños es pureza. En esta línea, se dedica una sincera escena a los urbanitas, degollamos un cordero con todo lujo de detalles, para que se vea bien que esto es la estepa. Y venga panorámicas de la estepa, cámara a la izquierda, ar, a la derecha, ar, enfóqueme aquel puntito, esa persona que parece una hormiga. Un poco de viento a ras de hierba, la tierra donde moriremos. Toma poesía. Hasta el gran Artemiev está desconocido, pensando que por poner una especie de flauta de pan primigenia entramos en contacto con las fuerzas telúricas de la tierra de nuestros antepasados. ¿Se le habrá ocurrido a él lo de la niña de ciencia infusa musical tocando "España cañí"?
Había indicios, al principio, de gran película, que se disuelven pronto. Lo malo no es que sea una película peligrosa, que lo es. Lo malo no es que oculte su verdadero discurso con una impostada coartada etnográfica de choque de culturas. Lo malo no es lo fallido de cada una de sus intentonas líricas, (salvo quizá al principio). No, lo malo es que es tan aburrida que no se traga ni con patatas. ¿Y ese subtítulo español de "territorio del amor"? ¿A qué "figura" se le habrá ocurrido?
berenice
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