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Irlanda Irlanda · Gijon
Voto de pipona:
8
Drama Harvey Milk, el primer político abiertamente homosexual elegido para ocupar un cargo público en Estados Unidos, fue asesinado un año después. A los cuarenta años, cansado de huir de sí mismo, Milk decide salir del armario e irse a vivir a California con Scott Smith. Una vez allí, abre un negocio que no tarda en convertirse en el punto de encuentro de los homosexuales del barrio. Milk se convierte en su portavoz y, para defender sus ... [+]
28 de enero de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es un biopic al uso, es mucho más. Es también una declaración de intenciones y un alegato descomunal hacia los prejuicios y la homofobia que aún en nuestros días están instaurados en la sociedad.

La película tiene un ritmo ágil, algo normalmente inaudito en biopics como este, gracias al que es hasta el momento es el mejor montaje de la temporada. Inmenso.

Van Sant no solo ha hecho una película, ha plasmado a conciencia los ideales de una generación entera, y de muchas personas que todavía en estos días sufren la persecución de un puñado de paletos.
¿Partidista?, pues claro, es imposible realizar esta película sin serlo. Hay muchas cosas que contar y Van Sant no tiene reparos en hacerlo. Me extraña y me alegra enormemente que una cinta como esta haya tenido semejante repercusión.
El reparto es un auténtico escándalo, solo Diego Luna desentona en su papel de loca, loquísima. Demasiado sobreactuado. El resto esta inconmensurable, desde Sean Penn, maravilloso y extrañamente contenido en un papel que tenía todas las papeletas para destrozar a base de excesos, hasta J.Brolin, un actor que se consolida y al que espero le den pronto un papel protagonista a su altura, (lo de Bush, no cuenta), pasando por unos Emilie Hirsch y James Franco en perfecta conjunción con la historia y sobresalientes guardaespaldas de Penn.

El guión no tiene brechas, la narración se desarrolla a un ritmo endiablado y es sobre todo en la segunda hora de película donde la cinta alcanza su verdadero climax. Los acontecimientos se suceden uno tras otro con una fuerza bestial, sin fisuras. Van Sant está cómodo y se gusta. Aprovecha el gran momento de su elenco y se contagia de ellos, y los beneficiados somos nosotros, espectadores que se involucran con la causa. Pasamos de ser meros observadores a convertirnos en activistas con carnet.

El final es otra muestra de cine en todo su esplendor. Sencillo y sin ruidos. Un desenlace que uno difícilmente es capaz de sacarse de la cabeza, un Elephant en pequeño. Una obra de arte.

Es curioso, viendo algunas críticas, me llama la atención que salvo las excepciones típicas, incluso los que le ponen muchos “peros” son incapaces de puntuarla por debajo del 7.
Lógico, puede tener sus puntos débiles, (yo casi no los encuentro), y puede ser una película no apta para todas las ideologías, pero se trata de una cinta que además de llevar mucho cine dentro, tiene mucho trasfondo, mucho compromiso, y eso es algo que suele gustar.
pipona
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