Esta película como las siguientes secuelas, todas muy divertidas, son de esas películas para nunca ver con la novia y si con un buen grupo de amigos. No es nada original, pues lo que buscan los jovenes protagonistas es perder la virginidad, cosa que para muchos críticos abocará el calificativo de vulgar para el film. Para mi, sin embargo, es ideal para reirse a más no poder, no teniendo precio las escenas entre Jim y su padre y el personaje de Stifler que lanzaría a la fama a Sean W. Scott.

Recomendable 100% para los aficionados a la comedia adolescente-universitaria.