Curiosa película con puntos muy interesantes y otros no tanto.
Como menos, el ritmo. No es la primera vez que me ocurre con una película holandesa. No discuto que esta película para los holandeses sea “perfecta”, pero para nuestra educación “mediterráneo-americana” cinematográfica, hay que beber agua para digerirla. Ni siquiera se acerca a ritmos de cine francés, belga o alemán, que le rodean. Es casi su único punto flojo, pero que influye soberanamente en la película porque la sensación es que le falta “alma” . No que no tenga. Sino que le falta.
Me gusta el resto. Técnicamente perfecta. Maravillosamente interpretada. Atrevida propuesta con una temática que puede quedar incluso ridícula para nuestra mentalidad, pero que yo he valorado por su atrevimiento. Humor desconocido para nosotros, que sin embargo tiene un “punto”. Y luego, el mensaje. Este estudio sobre la soledad y lo importante que es tener referencias de la gente, aunque estas te hagan perder la compostura completamente en la sociedad. El típico “que hablen de mí, aunque sea mal”.
Para el final, dejo la secuencia última. Todo una sorpresa que hay que reconocer que incluso puede superar a nuestra mentalidad “mediterráneo-americana”.
No quiero dejar pasar la música de Bach (sólo Bach) que suena durante toda la película. Sólo por esto, subo un punto mi nota.
Vista esta mañana en la Seminci