Sin lugar a dudas, si algo garantiza "Zoolander" son las risas, puesto que, para ser justos, es difícil no soltar carcajadas con el trío formado por Ben stiller, Owen Wilson y Will Ferrell. Tiene gags que son absolutamente geniales y con los que te podrías reir una y otra vez. Sin embargo, y a diferencia de las grandes comedias, este filme no consigue ofrecer a la mayoría de los espectadores, los dos ingredientes del buen guión, que son la emoción y la sorpresa, puesto que se trata de una historia muy sencilla, de consumo facilísimo, con muy pocos giros en la trama, bastante previsible y muy absurda, en ocasiones sobrepasando los límites de lo digerible. Además reincide, a mi juicio, en exceso, en gracias ya realizadas anteriormente a lo largo de la trama, que nunca logra (ni pretende) ser creible, alejándonos a los espectadores del clímax de la diégesis. Con esto no quiero decir que "Zoolander" no sea divertida, sino que, más que una muy buena película, se la puede definir como un conjunto de buenos (y algunos malos) gags pensados para varios personajes, pero que en algo tan narrativo como es el cine, y tan necesitado de una cohesión secuencial, acaba por resultar pesado y sobrecargado, al no existir una buena construcción argumental detrás que sostenga a esos gags ya mencionados, que sí encontramos en otras divertidas comedias a lo largo de la historia del cine. Y es que hacer una comedia buena, NO implica sólo provocar carcajadas en el espectador, y muchas veces se olvida, que con este género también se puede hacer una muy buena historia.