Crónica sin concesiones de un terrible hecho histórico de enorme importancia en su momento aunque, hoy en día, quizás muchos ni lo recuerden y otros muchos ni tengan constancia de ellos.
Para todas esas personas viene bien saber qué ocurrió, porqué y si han servido para algo más que para fomentar el odio y poner su granito de arena para obstaculizar un problema político de gran envergadura.
Paul Greengrass, su director, realiza el film de forma documentalista, con profusión de escenas filmadas cámara al hombro, lo que da más credibilidad a las imágenes, aunque bien pueden marear al respetable.
Su puesta de escena es lo mejor, con maestria en las escenas de masas, que dan un realismo sobrecogedor, gracias también a las creíbles interpretaciones de todos/as sus intérpretes.
Una película terríblemente dura, que no hace otra cosa que contar unos hechos reales.

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