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Voto de jequecito:
9
Drama. Comedia Inesperadamente, Houellebecq es secuestrado por un grupo de matones que piden un rescate a cambio de dejarle en libertad. A medida que pasa el tiempo, el escritor se va haciendo amigo de sus secuestradores, llegando a emborracharse con ellos. La fantasía y la realidad se entremezclan para construir una serie de situaciones surrealistas... Michel Houellebecq, autor de libros tan celebrados como "La posibilidad de una isla", es uno de los ... [+]
20 de enero de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si nos ceñimos a la trama de la cinta en sentido literal puedo estar de acuerdo con la mayoría de críticas que he leído por aquí: estaríamos ante una comedia insulsa, sin gracia y en la que parece que no sucede nada. Pero ¿soy al único al le parece obvio que el cautiverio de Houellebecq es en realidad una precisa alegoría sociopolítica sobre Francia? Sobre su recorrido vital, su visión personal del país, del Estado, de las fuerzas militares, de la relación con Alemania y con el Islam, de la clase política…


La primera escena nos presenta la tesis de la película. Michel está en su casa charlando con un amigo sobre la reforma que le gustaría hacer en su apartamento [Francia], quiere “tirarlo todo”. La madera la prefiere de caoba porque “los tonos claros le recuerdan a Escandinavia” (en la última escena comenta su odio al sistema político escandinavo, “son una dictadura”). Quiere que se vean las escaleras. Sólo hay una cosa que desea mantener: “la cocina está bien”.

Tras el rapto, Houellebecq es llevado a la casa en la que transcurre toda la trama.

1. LOS PADRES DE FAMILIA COMO ENCARNACIÓN DE LA PATRIA FRANCESA Y ALEMANA

La matriarca de la familia, Ginette, se presenta como “ésta es mi casa y tú eres mi invitado”. La encontramos en muchas escenas tejiendo una tela roja, blanca y azul. Mediadora en las discusiones entre sus hijos pero abierta y permisiva, llega a ofrecer una película porno a su invitado, con el que se muestra compasiva durante todo el relato.

Ginette presenta a su marido como polaco (aunque como más tarde comenta Houellebecq “Polonia es un semi-país, un sueño que sólo ha existido en el exilio”) encarna al Imperio Alemán. Su primera intervención es un “me acabo de duchar”. Acerca de su biblioteca, ella comenta “si son libros de guerra son de mi marido, el resto son míos”.

Durante una cena, borrachos, discuten enérgicamente y hacen comentarios que no tienen sentido si no los entendemos como una escenificación de la Segunda Guerra Mundial: después de mencionar Alsacia, Ginette suelta “si algún día cayese un rayo [el blitzkrieg alemán] barrería todo, pero de noche lo rehicieron con una cruz” [‘catolización’ polaca durante el periodo comunista]. Tras mencionar el paso de sus abuelos por Auschwitz, a Michel le ponen un pijama y lo mandan al cuarto a dormir.

El padre muestra al escritor un coche que está restaurando: “es un Dodge de 1941, pero le he cambiado todo: el suelo es nuevo, el parabrisas es de Estados Unidos, el radiador [Berlín] está arriba. Los contadores ya no están militarizados”. La alusión a la Alemania de posguerra parece obvia. Además, las labores mecánicas no las realiza él sino un “obrero” extranjero que vive en un mugriento contenedor junto a la casa.


2. LOS HERMANOS Y SECUESTRADORES COMO LA CIUDADANÍA Y LOS PODERES DEL ESTADO

Trabajan para un supuesto cliente del que reciben instrucciones, pero viven en la casa de sus padres. En una secuencia en la que los tres se abrazan mientras proclaman orgullosos “somos hermanos”, cada uno viste uno de los tres colores de la bandera francesa. El más bruto de los hermanos incide reiteradamente en su condición de gitano judío, algo que irrita a Michel. Luego intenta enseñarle cómo silbar la Marsellesa pero no lo consigue.

Otro de los hermanos, ex-boxeador, representa al estamento militar. Mientras muestra un vídeo de un antiguo combate le dice a Houellebecq “si no te gusta no tienes por qué verlo, pero a si a nosotros nos gusta ¿entiendes que lo hagamos?” “Podrías escribir sobre mí” añade luego, a lo que Michel se niega. Ve con buenos ojos a Michel y no parece soportar a su hermano gitano: “tú te irás y yo tendré que quedarme con mis padres y hermanos”. En una escena exhibe sus músculos para luego añadir “ya no estoy para competir”.

Mantienen un régimen estricto con el tabaco pero permiten beber todo lo que el escritor demande.

“Te quejas mucho” le replica uno de ellos “Bueno, hay que decir las cosas” responde Houellebecq. “Me parece que no tenéis un plan, tomáis las decisiones los tres” les llega a espetar. Luego comenta lo extraño de que no escondan la cara ya que podría identificarlos y delatarlos más tarde. Los secuestradores no parecen preocupados y uno responde “tú di que no te enteraste de nada. Que había mucho ruido, música muy alta. O que te habíamos drogado”. Veo aquí una crítica al pueblo francés que, a pesar de conocer con nombres y apellidos a los dirigentes políticos, prefieren emplear sus vidas en principios más hedonistas.


3. RESPECTO A LAS POLÉMICAS AL CONTENIDO Y ESTILO DE HOUELLEBECQ

Hay varias alusiones directas a lo polémica de la obra del autor. La discusión de Houellebecq con el captor que ha leído un libro suyo pero no ha entendido absolutamente nada. Aún así éste se empeña en criticar al autor: “Los escritores escriben para tener un estilo, no?”, un reproche que se le suele hacer a su obra. En otra escena uno de ellos le pregunta: “Hablabas con mamá. ¿le explicabas tu nuevo libro?” “No, la verdad es que hablaba más ella. Me ha dicho que no diga nada.”

(Continúa en la zona spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jequecito
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