"Anatomía de un escándalo" ha sido una agradable sorpresa dentro de las muchas series que Netflix tiene ahora mismo disponibles, y es que, una vez más, los británicos no decepcionan.

Producida por el que fuera abogado en Boston y actualmente guionista y productor de series como la mundialmente famosa "Ally McBeal" y para más inri, marido de la actriz Michelle Pfeiffer, David. E. Kelley, se trata de una miniserie adictiva en la que hay un procedimiento legal de por medio en forma de juicio contra un ministro conservador del gobierno británico, perfecto marido y amante padre de familia que no es tan ideal como puede parecer.

El político no es otro que el atractivo Rupert Friend, inolvidable para los que hemos disfrutado con cada uno de los capítulos de la serie "Homeland". Ya en dicha serie Rupert Friendo dejó bien claro su valía como actor pero aquí lo confirma con una actuación brillante.

Junto a él, una actriz a la que considero poco valorada como es la que fuera pareja sentimental del actor Jude Law, la rubia Sienna Miller, que está en una madurez maravillosa y que nos regala una magnífica actuación como la esposa acomodada de dicho político.

La desconocida hasta el momento para mí Michelle Dockery está bastante correcta con una importante presencia en pantalla y la atractiva Naomi Scott, a la que conocía gracias a su interpretación de la princesa Jasmin en la película de carne y hueso de "Aladdin", está muy aceptable como ayudante y amante de Friend.

Nada es lo que parece, las personas no dejan de sorprendernos para bien y para mal, nunca se conoce verdaderamente a la persona con la que compartes tu vida y la línea que separa el sexo consentido del que no lo es en una pareja es bastante fina. Todo eso y mucho más es tratado en esta entretenida serie que se ve en un suspiro. Me ha gustado mucho.
Un saludo y Feliz Navidad,
Tess