Califican muchos a Carlos Saura como director rancio, algo parecido a lo que suelen opinar de José Luis Garci, no creo que sean directores comerciales que lleguen fácilmente a toda clase de público. No puedo decir que el cine de Saura me apasione, no lo hace, pero tengo que reconocerle al aragonés que es un director totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados en este país y que hace un cine no comparable a ningún otro.

¿Quién, si no Saura, hubiera dedicado una película al Tango o, como en esta ocasión, a la música clásica y, más concretamente, a la ópera? Yo le alabo el sentido del riesgo que Saura tiene, se tira de cabeza sin red de seguridad a filmar una película ambientada en el siglo XVIII con el argumento de la construcción de una de las operas más emblemática del genio Wolfgang Amadeus Mozart sin importarle ni un poco si la película es un auténtico fracaso de crítica y público o no y eso es digno de alabar.

Yo no puedo decir que la película sea una obra de arte ni recomendarla porque entiendo a los que les parezca un auténtico muermo, pero a mí me ha acabado gustando una vez que me he ido metiendo en la historia. Sus protagonistas no son la alegría de la huerta a la hora de actuar y dejan bastante que desear pero la belleza de la puesta en escena, la música, los vestuarios y el cómo se gestó esta maravillosa ópera así como la relación existente entre los protagonistas de la historia como son Lorenzo da Ponte, Mozart, Casanova, Salieri y el rey José II, me ha acabado enganchando.

Lorenzo Balducci y Emilia Verginelli son muy guapos y tienen buena química pero no se puede decir que sean los mejores actores del mundo. Lo mismo pasa con el italiano Lino Guanciale como Mozart y el austríaco conocido por al serie "Rex", Tobias Moretti, como Casanova.
Un saludo,
Tess