Johnny, un activista del IRA escapado de la cárcel, atraca una fábrica y resulta herido, sus compañeros le abandonan y debe esconderse para no ser atrapado por la policía.
Carol Reed vive por aquellos años sus mejores momentos. Inmediatamente vendrían sus películas con guiones de Graham Green y la cumbre del éxito.
La problemática de Irlanda queda apartada a partir de ese trayecto hacia ninguna parte para centrarse en la esencia de los momentos más difíciles de un hombre.
Johnny yace herido, dando tumbos va de un lado para otro, se deja llevar apenas sin sentido, vacío, la vista se le nubla, la cámara se agita para enseñarnos su desorientación. Balbucea, recuerda momentos de su vida en la cárcel, a sus compañeros, quiere pensar pero ya no le queda nada.
En cambio los personajes que van apareciendo a su lado están llenos de inquietud, de vida, de actividad. Saben quien es, un hombre peligroso y más vale quedar bien con él para evitar represalias. Pero todos le acosan: La mujer que le ama le busca sin parar, el parlanchín coleccionista de pájaros, el pintor demente, el cura salvador de almas...
Unos quieren salvarle, otros quieren la recompensa.
La vida de un hombre cuenta en su entorno. Despierta instintos, ambiciones, locura, cuanto más fuerte es o ha sido su espíritu... Aquí esta la prueba.
Pero ante todo hay que escuchar a la anciana cuando habla con la chica en la casa: "¿Que sentido tiene arriesgarte por un hombre que no tiene salvación?"
¿Sentido? Si el ser humano tuviera sentido... ¿dónde estaríamos?