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Voto de Antonio Morales:
6
Aventuras. Drama. Bélico. Romance Año 1939. Lady Sarah Ashley (Nicole Kidman) es una aristócrata inglesa frívola y superficial. Un matrimonio sin amor y sin hijos le ha privado de todo lo que que no sea su cuadra de caballos. Convencida de que su marido le es infiel, Sarah viaja desde Londres hasta Darwin, en Australia, para enfrentarse con él. Su guía, Drover (Hugh Jackman), es un ganadero tan tosco como refinada es Sarah. La profunda antipatía que se profesan se ... [+]
14 de agosto de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque Baz Luhrmann no es santo de mi devoción, he de reconocer que Australia es una película entretenida, con una orientación creativa alejada del delirante estilo pop de Moulin Rouge, 2001, y enmarcada en el Kolossal. La película de Luhrmann tiene la cualidad de evocarnos ese universo distante, enigmático, plagado de peligros y desafíos, pero también, de grandes historias de lucha y de amor. El cineasta plantea un viaje mental, anímico, hacia un territorio legendario que tal vez existió hace mucho tiempo, o quizás no, si bien en la pantalla adquiere una entidad, una fisicidad, que reproduce un interés victoriano por la visión sentimental y más bien afectada de un país inventado. En este sentido el film es un catálogo bien surtido de clichés.

Hay niños aborígenes que juegan con sus boomerangs bajo un sol fulgurante, casi irreal, y un chamán místico, King George. La protagonista, Lady Sarah Ashley (estupenda Nicole Kidman), es la típica heroína de una novela romántica: excesivamente remilgada, de una belleza distante pero carnal, que viaja a una tierra y ambiente que desconoce, capaz de arriesgar su vida por amor, de sufrir por él, y luchar gracias a una notable adaptación para sobrevivir. A su vez el protagonista masculino, Drover (Hugh Jackman) es un desmañado cruce entre Cocodrilo Dundee y un tipo duro del Oeste, es cínico, desprecia el peligro y cabalga por las áridas tierras australianas como un centauro.

No obstante, lo más importante para reforzar el tono legendario del film, radica en que la historia es narrada por Nullah (Brandon Walters), un muchacho mestizo, cuya mirada embellece los hechos de manera ostensible, los convierte en acontecimientos épicos y poéticos según el momento. Luhrmann recurre al muchacho para introducir unas pinceladas oscuras en el idílico lienzo que es el film, Nullah es huérfano a causa de la política de limpieza étnica que el gobierno australiano realizó desde finales del siglo XIX para evitar que las razas se mezclaran, internando a los niños mestizos en residencias que en realidad eran campos de concentración, donde se les “educaba” para ser mano de obra barata al servicio de los blancos.

Australia es, en manos de Luhrmann, un trabajo artificioso, megalómano, a ratos genial, a ratos irritante, el hecho de proponer un Kolossal tan previsible y espectacular, forma parte de su visión pop del cine, de su forzado mohín postmoderno a la hora de contar las historias. Intenta aquí emular la majestuosidad de David Lean sin éxito, pues le falta historia que contar y profundidad en los personajes con una densidad humana. Australia oscila entre la fascinación que aquellas inmensas tierras despertaron en los exploradores británicos del siglo XVIII y una mezcla de géneros que van del western con el tema del traslado del ganado hasta el melodrama bélico durante el ataque japonés. En definita cumple con las actuales servidumbres del cine de gran presupuesto.
Antonio Morales
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