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Voto de Antonio Morales:
8
Drama Apu, que ha logrado trágicamente su ansiada independencia, siente reforzada su ansia de conocimiento. Sus deseos de escribir, soñar y amar parecen cumplirse cuando conoce a Aparna y se casa con ella. Tercera y última parte de la "trilogía de Apu". (FILMAFFINITY)
19 de junio de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta tercera y definitiva parte de la trilogía de Apu, comienza con un breve prólogo, que precede a los títulos de crédito, en el que el ya adulto Apu recibe un certificado de conclusión de sus estudios por parte del director del centro de enseñanza. La aparente simplicidad de la escena tiene la función de erigirse en irónico contraste con lo que va a venir a continuación, me refiero a sus problemas económicos, que no puede ni pagar a su casero el alquiler. En su piso de Calcuta. A pesar de estar amenazado de desahucio, Apu piensa ganarse la vida como escritor, pero un extraño golpe del destino decidirá su existencia, acompañando a su amigo Pulu a un enlace matrimonial, el azar será la causa de que conozca a su futura esposa de forma rocambolesca.

Por supuesto, la vida conyugal de Apu y la bella Aparna, su esposa, no será un camino de rosas. El joven desconfía de que su esposa acostumbrada a una vida acomodada, pueda superar la dura prueba de una convivencia en la pobreza que Apu le puede ofrecer, más allá del amor. Resulta magistral la utilización dramática del sonido por parte del cineasta, para describir los momentos cruciales en la relación de pareja: el goteo de una cañería de agua combinado con el monótono sonido de una maquina de coser (que recibe a Apu y Aparna, cuando llegan a su hogar en Calcuta), el timbre del despertador que suele despertar a los esposos a modo de costumbres rutinarias, dibujando así, la monotonía de la vida en común, ese agudo silbato del tren que escucha por primera vez Aparna, que luego expresará un agudo dolor para Apu, o ese tic tac del reloj cuando Apu se mira en el espejo, como si su desgraciada vida se hubiera detenido en el tiempo.

Este emotivo film, completa de forma perfecta la digresión sobre el ciclo de la vida que Ray ha dibujado previamente en “Pather Panchali” y “Aparajito”, obligando a nuestro protagonista a vivir y sufrir en sus carnes, las responsabilidades que debemos asumir los adultos, el descubrimiento del sexo, la vida matrimonial, el nacimiento de un hijo y la sistemática destrucción de las ilusiones y proyectos personales forzado por circunstancias imprevisibles en la vida de cada ser humano, porque no hay nada seguro en nuestra aventura cotidiana, teniendo que hacer frente situaciones complicadas. Apu agobiado por el dolor y la angustia, recapacita sobre el sentido de su vida en un escalofriante momento de lucidez. Tendrá que renunciar muchos sueños que la realidad no le permite cumplir. El panteísmo será el camino que debe emprender Apu, en busca de lo que la vida le ofrece, su obligación como padre y su empeño en continuar el curso de su existencia. Satyaji Ray concluye las peripecias de su héroe con una nota impresionada en la pantalla, es el resultado de esa filosofía panteísta, la consecuencia lógica de un ciclo vital en el que lo natural y espiritual conforman un todo.
Antonio Morales
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