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Voto de Antonio Morales:
10
Aventuras. Drama Antigua Roma, bajo el reinado de los emperadores Augusto y Tiberio (s. I d.C.). Judá Ben-Hur (Charlton Heston), hijo de una familia noble de Jerusalén, y Mesala (Stephen Boyd), tribuno romano que dirige los ejércitos de ocupación, son dos antiguos amigos, pero un accidente involuntario los convierte en enemigos irreconciliables: Ben-Hur es acusado de atentar contra la vida del nuevo gobernador romano, y Mesala lo encarcela a él y a su ... [+]
18 de abril de 2014
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya sé que a estas alturas, está todo dicho sobre esta maravillosa película, paradigma del cine clásico e icono en la historia del cine, más allá de Oscars y éxito en taquilla, lo que prevalece es su narrativa lineal, emotiva, clara y diáfana, su pulso emocionante en ocasiones, dramática a veces, trepidante con su aclamada carrera de cuadrigas (rodada por el director de la segunda unidad, Andrew Marton), sus diálogos y gestos forman parte de la memoria colectiva, en sus secuencias míticas hay más cine que en cualquier superproducción actual. Aunque la novela de Lew Wallace en la que se basa este film, no podría aspirar a colocarse entre las mejores de la literatura, el film de Wyler ocupa un lugar de honor entre el gusto popular.

El péplum de todos los péplums, la película de romanos por excelencia, la más grande y majestuosa, la más épica, la historia de un pueblo humilde y esclavo, bajo la tiranía y la crueldad del imperio romano. Su espectacularidad no desmerece su intimismo, el amor del noble Judá Ben-Hur a su pueblo, su lucha por la supervivencia, la amistad con su hermano romano y conquistador, el Tribuno Messala, vil y despiadado, que tras un casual accidente, desplegará su odio y rencor contra Judá y su familia a lo largo de su existencia. El calvario en galeras y todo ello intercalado con la pasión de Jesucristo, aunque para nada adoctrina sobre la fe.

William Wyler dirige con maestría las dos secuencias en que aparece Jesucristo, pero no lo muestra explícitamente por lo que la emoción es aún mayor, siempre es mejor sugerir que mostrar. Miklos Rosza compuso una música inolvidable y majestuosa. Una impresionante fotografía en color y scope, rodada en Cinecitta (Roma) con un enorme despliegue técnico y humano. Una acertada elección de actores siempre al servicio de la historia, liderado por un gran Charlton Heston en la cima de su carrera. La película puede que no tenga el lirismo de Espartaco o el misticismo de “Los diez mandamientos” o el verbo culto delicado de Cleopatra, pero tiene la pasión de la aventura y la emoción del melodrama, del sobrio y genuino cine de Hollywood.
Antonio Morales
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