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Voto de Antonio Morales:
7
Thriller. Intriga Danny Ocean es un carismático ladrón que, tan sólo 24 horas después de cumplir una larga condena en prisión, ya está planeando su próximo delito. Su objetivo: realizar el mayor atraco de casinos de la historia. Para ello formará un equipo de once hombres, cada uno de ellos el mejor en su campo. Sin embargo surgirá un problema inesperado: el dueño de los locales, Terry Benedic, está saliendo con Tess, su exmujer. (FILMAFFINITY)
23 de octubre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
40 años después de que Frank Sinatra lo formara, Soderbergh que es un cineasta inquieto y creativo lo resucitó con un nuevo grupo que se repetiría en dos entregas más. El “remake” de “La cuadrilla de los once” de Lewis Milestone, es una antítesis de los films que se hacen hoy en día en Hollywood, hipotecados por los efectos especiales o por el divismo de sus estrellas millonarias a los que los proyectos suelen sucumbir. Bajo el criterio de Soderbergh, la historia de Danny Ocean (George Cloney) adquiere un tonalidad y brillantez muy superior al original, que he visto no hace mucho. Tiene la habilidad de distanciarse lo suficiente de sus materiales de partida, dándole un aire vigoroso, un ritmo trepidante que no decae, menos arquetípicos que los personajes un tanto planos del original.

Para empezar, el guión de este film, se detiene muy poco en la descripción de los personajes, sin desdibujarlos a base de chistes fáciles o de frases tópicas, ni siquiera parecen miembros de la misma banda, como sí sucedía en el film de Sinatra, más parecido a un grupo de borrachos pendencieros, adictos al póquer, cuya única intención era la de dar oportunidad a cada miembro para su lucimiento personal en detrimento del plan conjunto. Aquí nadie cobra un protagonismo excesivo, tampoco hace grandes ostentaciones del reparto de lujo con el que cuenta, todo está en función de la trama y la mecánica del atraco, narrado de forma impecable, con una precisión de autentica relojería, no sobra ni falta nada y las dos horas de metraje pasan sin permitir un respiro.

Ni siquiera la atractiva ciudad de Las Vegas, con sus casinos y las luces de neón toman excesivo protagonismo, cuando aparece no es de forma gratuita, no se detiene en demasía en la mesas de juego, todo está medido milimétricamente, con un montaje prodigioso. Porque lo que le interesa al cineasta es el ritmo del film, con transiciones contrapunteadas con la excelente banda sonora; más que con las propias imágenes, a menudo, da la sensación de tratarse de un brillante ejercicio de estilo que no se toma en serio a sí mismo en ningún momento. Aunque la precisión es el denominador común de los preparativos del robo, así como la presentación de los personajes, rodada con planos de gran solvencia y sentido del movimiento.

Pero hay más cosas que un simple robo perfecto, hay una historia de amor maltrecha y reivindicada, una venganza personal contra un tipo despreciable al que le quieren proporcionar una justa medicina, hay acción, humor del bueno, suspense y empatía con unos personajes que sin dejar de ser estereotipos terminan por conquistarte por su fisicidad apabullante. Si, es cine comercial, pero atractivo, con calidad e imaginación, de una elegancia aplastante, que no merece ser despreciado por, en principio, su predecible desarrollo que acaba sorprendiendo más de lo esperado. No ocurriría lo mismo con las dos partes siguientes, infinitamente inferiores y algo impostadas y espesas.
Antonio Morales
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