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Voto de Antonio Morales:
9
Animación. Drama. Aventuras. Comedia. Musical. Infantil La sabana africana es el escenario en el que tienen lugar las aventuras de Simba, un pequeño león que es el heredero del trono. Sin embargo, al ser injustamente acusado por el malvado Scar de la muerte de su padre, se ve obligado a exiliarse. Durante su destierro, hará buenas amistades e intentará regresar para recuperar lo que legítimamente le corresponde. (FILMAFFINITY)
13 de junio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Disney consiguió con “El rey león” un gran éxito en su estreno, pero tras mi última revisión, tengo que afirmar que 19 años después sigue fresca y actual, con un relato absolutamente tradicional, me parece una gran película de animación, con un guión muy bien construido y llena de momentos excelentes. Pero no es menos cierto que tiene su trampa – inteligente sin duda – y que la misma ha de ser debidamente reseñada. Pues no hay nada innovador en el film.

En primer lugar, afirmar que los guionistas del film han reciclado viejas ideas y antiguos mitos de la humanidad en un argumento que acusa notables influencias por los cuatro costados, se ha hablado de que es una adaptación del Hamlet de Shakespeare: su argumento gira en torno a un golpe de estado encabezado por un león traidor contra su hermano, legítimo monarca del África animal, y de cómo el hijo del rey destronado reclamará el derecho al trono. Pero es que el análisis de la película es susceptible de ser afrontado de múltiples maneras, por ejemplo es un film sobre la figura del padre, la paternidad está visualizada con caracteres míticos.

También guarda similitudes con Bambi, 1942, del que “El rey león” ha tomado prestadas no pocas propuestas, entre ellas la tradicional jerarquización de los animales en estamentos y clases sociales, que van de la condición aristocrática de los leones a la bajeza institucional de las hienas (“con razón estamos al final de la cadena alimenticia”, dice una de ellas), pasando por el carácter proscrito de los secundarios como un pestilente jabalí que, como declaración de principios, esgrime la siguiente frase:”soy un cerdo decente, no un puerco”. Decididamente donde el film brilla una vez más, es en el talento de los artistas de Disney para dosificar todos los ingredientes del discurso.

La coreografía animal que ilustran las estupendas canciones son asombrosas, así como la calidad artística de las letras de Elton John y Tim Rice, Hans Zimmer compuso el score y los arreglos de las legendarias canciones. A nivel particular, resulta un film de un tono sombrío y melodramático, es solemne y de aires trágicos, hasta el punto que sus números musicales y sus gags se ven más que nunca impuestos como válvula de escape a un relato de notable dramatismo. Afortunadamente las películas Disney abandonaron el infantilismo para volverse más adultas sin renunciar a entretener a toda la familia.
Antonio Morales
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