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Voto de Antonio Morales:
7
Cine negro. Aventuras En la exótica y bulliciosa Macao, un tal Halloran, en connivencia con el teniente Sebastian, un policía local, controla el juego, el tráfico de joyas y cualquier operación delictiva. Además, existe una ley que impide a las autoridades internacionales intervenir en los asuntos de Macao, de modo que Halloran se mueve allí como pez en el agua. Después del asesinato del último agente norteamericano que intentó atraparlo, la policía de Nueva ... [+]
4 de febrero de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1951 el millonario Howard Hugues, contrata a Joseph Von Sternberg, para realizar dos film que produciría el magnate para la R. K. O., uno era de tema aéreo “Amor a reacción” (Jet Pilot, 1951) y esta que nos ocupa, a la medida de la bella y despampanante Jane Russell, que estaba bajo contrato, ambas fueron manipulas en el montaje final por el productor, dicen incluso que esta que comento la terminó Nicholas Ray, y por supuesto Sternberg nunca se sintió autor de ellas.

A pesar de las diferencias artísticas, en mi opinión, la película es interesante y nada desdeñable. Una película al más puro estilo del cine negro, donde se puede apreciar la huella del reputado Josef von Sternberg, aunque el argumento no es muy novedoso: ciudad exótica (isla de Macao) con tráfico internacional, donde el juego en los casinos, el contrabando y la delincuencia de guante blanco campan por doquier. Si le sumamos intriga policial con giro inesperado, aventurero noble de incierto futuro y mujer atractiva y fatal, de oscuro pasado que busca empleo como cantante. El coctel queda perfecto si le añadimos unas gotas de corrupción policial, todo ello bien mezclado que no agitado. ! A que les suena...¡

Estupenda puesta en escena de Sternberg, con su estilo personal, una fotografía expresionista muy al estilo del Estudio RKO para el género “film noir”. Lo mejor son sus diálogos ingeniosos, irónicos y mordaces, y donde la cámara es seducida por el erotismo de una impresionante Jane Russell, su sexualidad flota en el aire continuamente. Mención aparte merece Robert Mitchum, lacónico e inexpresivo, nihilista y mujeriego, indolente de presencia poderosa, un tipo duro pero noble. Película de agradable sabor clásico, relato intenso para pasar un buen rato.
Antonio Morales
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