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Voto de Antonio Morales:
7
Cine negro. Intriga Ned Racine (William Hurt), un joven abogado de Florida, lleva una vida normal hasta que conoce a Matty Walker (Kathleen Turner), una tentadora y sensual mujer casada con un rico hombre de negocios (Richard Crenna). Ned pronto se da cuenta de que Matty es la clase de mujer por la que un hombre sería capaz de todo... (FILMAFFINITY)
6 de septiembre de 2015
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es obvio que el primer film escrito y dirigido por Lawrence Kasdan, pese a ser un argumento original, se inscribe en el universo del escritor James M. Cain, con reminiscencias de “El cartero siempre llama dos veces” y “Pacto de sangre”, que Billy Wilder filmó como “Perdición”. Un entramado clásico al que Kasdan intenta modernizar, profundizando el aspecto sexual de este tipo de thrillers. Es la opción del cineasta, que en mi opinión, consigue salir airoso. “Fuego en el cuerpo” es una película estimable y sumamente meticulosa que recrea una pasión desbordante y destructiva, en el clima de una asfixiante sexualidad. Acreditado como un excelente dialoguista, aquí lo confirma totalmente. Las réplicas envenenadas de un doble sentido sexual, del primer encuentro entre Ned y Matty, son de una violencia y seducción impresionantes.

La historia, como en buena parte de los más excelsos y perdurables thrillers, narra el encuentro y ulterior relación de Ned Racine (William Hurt), un abogado arribista y sin escrúpulos, con Matty Walker (Kathleen Turner), una burguesa aburrida casada con un empresario algo mafioso (Richard Crenna). Iniciando un amor carnal sin limitaciones, donde prima la satisfacción del deseo. Ned es un adicto al sexo que encaja perfectamente con el perfil que Matty anda buscando para realizar sus planes. Una atmósfera asfixiante de calor sirve de marco para la atracción y la ambición, el deseo y la lujuria, dominado todo bajo la codicia y el sexo. Una química descomunal que funciona gracias a los actores adecuados y a la puesta en escena de Kasdan, que filma con gran talento un sexo explícito sin ser vulgar.

La película te atrapa desde los títulos de crédito que rinden homenaje al cine negro de los 40, hasta la música embriagadora del saxo escrita por el gran John Barry. La rojiza iluminación que evoca lo tórrido del ambiente, de una fotografía difuminada y sedosa en el sopor de las noches de verano. Una obra transparente y sin cortapisas respecto a la ambición del personaje femenino en una relación volcánica. La fisicidad de los protagonistas es lo más destacable del film, la mirada penetrante de la Turner, su dicción – recomiendo versión original – su gestualidad, así como la atracción masculina poderosa que exhibe Hurt, desde el primer momento, es la verosimilitud de la ficción.

El cineasta “vampiriza” en el mejor sentido de la palabra, lo mejor de este tipo de relato, las constantes del mismo, actualizándolo y revitalizando el cine negro de los ochenta. El sofocante calor, se palpa en los personajes, el sudor en la camisa de Ned, , el hielo en la bañera, no logra enfriar el fuego de la pasión, el ventilador se erige en figura omnipresente, todopoderosa. Una vez más estamos ante un triángulo clásico del cine negro, los amantes y el marido de ella, es la metáfora, de cómo la araña teje la tela donde atrapar a su presa. Una película que gana prestigio con el paso del tiempo.
Antonio Morales
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