Película basada en hechos reales que, por su extrema crudeza, no debe ser emitida a ciertas horas en televisión pese a ser una tv movie en toda regla. Es difícil de ver porque es dura, pese a que muchos de los momentos de violencia no son explícitos y la cámara no los graba, pero se intuyen y terminas padeciendo tú mismo las consecuencias: un mal sabor de boca, un nudo en el estómago y en la garganta.
No se hace larga, además de que no dura mucho y no se entretiene el director en mostrarnos otras historias paralelas que podría haber explotado fácilmente, incluso flashbacks, que vendrían muy bien a la narración del film. Pero va al grano, y no sé si se agradece o no, ya que quizás, si hubiera metido más paja podríamos habernos aliviado un poco de tanta tensión y malestar. Aviso que no es apta para corazones delicados.
En general es buena, especialmente sus dos actrices principales: Ellen Page extraordinaria, pero Catherine Keener, de la que admito no haber visto ninguna película suya, lo borda, podemos notar cómo se va consumiendo hasta los huesos, cómo está totalmente enferma y mal de la cabeza. Es totalmente hipnótica.