Quién iba a decirnos que las sociedades distópicas se podrían aplicar a las aplicaciones de citas.

El poder del amor, nunca mejor dicho, la única forma de saber que alguien es esa persona especial es rebelarte contra un mundo que te dice que eso no es así. Pasar por todo tipo de relaciones y aún así quedarte con esa pequeña primera muestra de doce horas.

Porque de eso va el amor, de pensar que sois dos personas especiales, imaginar que estar con esa persona es mejor que cualquier otra en el mundo (aunque no sea verdad). Y que mejor forma de creerte especial que rebelándote contra el sistema junto a ese ser querido.

Este capítulo quizás no me haya gustado tanto como "San Junípero" o "Caída en picado", pero sí que puedo notar que no es un capítulo cualquiera, que es de los buenos, de los que quiere contar algo, y eso es lo que más me gusta de Black Mirror. A veces sólo quiere hacer de abuelo cebolleta y criticar a la tecnología en todos sus ámbitos, pero es particularmente con este tema, las relaciones humanas, cuando si consigo conectar con Charlie Brooker. Que se deje de: "que la gente que se desahogue con videojuegos está mal" o de "las redes sociales son peligrosas". Cuando realmente brilla Black Mirror es cuando apela a la naturaleza humana.

Este capítulo me ha recordado a "olvídate de mi", película que recomiendo y que si no has visto, te aconsejo abandones la crítica para evitar spoilers. Me gusta cómo ambas obras hablan del amor como algo más allá de lo racional, algo incomprensible para la ciencia; y que por mucho que esta intente arruinarlo, el sentimiento animal acaba venciendo las convicciones sociales. Es como aquella leyenda asiática que habla de que estamos conectados con nuestro alma gemela por uno hilo rojo desde que nacemos.

La tecnología cree que olvidar lo que ha salido mal es el camino óptimo para cerrar una herida; la naturaleza cree que hay que nutrirse de esa herida, aprender de ella y seguir viviendo consciente de que se volverá a abrir una y otra vez. En el caso del amor, ver la perfección en lo imperfecto, en lo que sabes que acabará fracasando pero no antes de haberte bendecido con experiencias únicas.

"¡Cuan dichosa es la suerte de una inocente virgen! El mundo olvida, el mundo olvidado. ¡Eterno resplandor de una mente sin recuerdos! Cada orador que se acepta y cada deseo que se renuncia."