Después de leer varias críticas sobre esta película me quedé pensando en los que achacan al extraordinario actor alemán Emil Janning (ganador del Oscar a mejor actor en la primera entrega de la Academia) haberse quedado anclado en el cine mudo por su escasa verborragia en esta película. Yo opino exactamente todo lo contrario: creo que precisamente las pocas o nulas palabras son un elemento esencial de esta pincelada maestra que Josef von Sternberg transmite en esta película. En efecto, el profesor Rath (Jannings) es un hombre académico que vive por y para su cátedra aislado del mundo, y, totalmente ajeno al mundo o al submundo en donde habita Lola Lola y los que la rodean. Es tal el contraste entre uno y otro mundo, es tal la "falta de mundo" del profesor, que resulta sumamente comprensible que se quede prácticamente mudo cuando ingresa al submundo de "El ángel azul". El no sabe expresarse con los modismos y el lunfardo de ese "bajo mundo". El ni siquiera puede explicar cómo es que su vida sufre semejante metamorfosis en tan breve tiempo. Creo que precisamente esa falta de palabras son necesarias para evidenciar aun más el contraste en que vive Rath, y, a su vez, realzan mucho más ese lenguaje corporal y esas caras que a medida que avanza el drama patentizan de una manera única e inigualable el infierno vivido por este hombre. Después de un segundo visionado, me he convencido de que "El angel azul" es una auténtica obra maestra del séptimo arte, sin duda representante del "expresionismo" alemán, con una atmósfera única e inigualable y con unas interpretaciones descollantes. Si pensamos que esta película se hizo hace 84 años, nuestro asombro crece aún mucho más.