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España España · Arcadia
Voto de alfwild:
9
Western Estado de Wyoming, a finales del siglo XIX. Shane, un hastiado pistolero, llega a la granja de los Starretts, un matrimonio con un hijo que, al igual que los demás campesinos del valle, se encuentra en graves dificultades, pues el poderoso ganadero Rufus Ryker pretende apoderarse de sus tierras. Cuando Ryker se entera de que Shane es un hábil pistolero, le propone que trabaje para él. Ante su negativa, contrata a Jack Wilson, un ... [+]
29 de enero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi ésta película cuando era un niño, entonces me pareció maravillosa, había algo en ella que la hacía única y especial. Si en aquel momento alguien me hubiera preguntado porqué me había gustado tanto no le hubiera sabido explicar, eso sí, dejó en mí un gran sabor de boca, y un poso de autenticidad que aún perdura.

Hace unos días la volví a ver, en un principio no sabía si verla o no, ya que temía que aquel recuerdo tan maravilloso que tenía de ella se desvaneciera, pero era mayor la curiosidad por ver qué se mantenía en pie de aquel primer visionado y qué cosas eran las que me hacían vibrar de niño, que el miedo a perder ese recuerdo de la infancia.

Lo primero que me sorprende de la película, es lo bien que ha envejecido en líneas generales. Los valores que transmite siguen estando ahí, quizás más necesarios que nunca: la amistad, la solidaridad, la ayuda a terceros, la libertad personal, la tierra para el que la trabaja (o la necesita), no ver al emigrante como a un enemigo, o como, con ayuda, podemos romper cadenas (la metáfora de cortar las raíces del árbol es muy bella). El tema de la justicia y de cómo administrarla merecería una reflexión a parte…¿qué es justo, y qué no lo es?, ¿quien tiene razón, y quien no la tiene?, ¿podemos tomarnos la justicia por nuestra cuenta?…tengo mi opinión, pero no la voy a dar aquí.

Lo que me parece que hace grande a esta película es que todo está contado desde la mirada limpia de un niño, una visión que yo reivindico por su pureza, su simpleza y su claridad. Y creo que la película, desde el principio, con un diálogo maravilloso entre el protagonista y el niño, también lo reivindica:
-Hola muchacho, ¿me observabas mientras venía por el camino no?
-Si señor
-Así me gusta, el hombre que se acostumbra a ser buen observador llegará siempre a donde se proponga.

Entiendo que eso sería lo que conectaría con el niño que yo era, un niño que observaba y se maravillaba por todo lo que veía. Me alegro de haber sido ese niño…y de seguir siéndolo, porque así llegaré a donde me proponga…o no, quizás sólo alcance a cabalgar hacia el horizonte sin un objetivo fijo, por el mero hecho de cabalgar. Pero ¿que otro propósito podría querer tener un hombre?

Carpe diem
alfwild
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