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Voto de Vivoleyendo:
7
Drama En uno de los barrios más miserables de Johannesburgo (Sudáfrica), Tsotsi, un chaval de 19 años, ha borrado todos sus recuerdos, incluyendo su nombre real. Tsotsi significa "matón" o "gangster" en el argot callejero del gueto. Huérfano desde muy pequeño y obligado a salir adelante por sus propios medios, Tsotsi ha llevado una vida de privaciones extremas, tanto físicas como psíquicas. Tiene escasa conciencia de los sentimientos de los ... [+]
30 de abril de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Niños tirados en las calles, durmiendo en tuberías, sin otra compañía que la de la intemperie y la de otros niños que están en las mismas condiciones. Dan la medida del modo en que funciona un país, del grado de corrupción, miseria y sálvese quien pueda. Todos esos pequeños que se refugian en tiestos abandonados y que se valen solos hablan por sí mismos acerca de las prioridades que rigen en demasiados lugares. Por desgracia, ellos no son, ni han sido, una prioridad para nadie.
Y esos pequeños sin techo se convierten, en el mejor de los casos, en Tsotsis. Si logran crecer antes de que la desidia los mate, tal vez puedan ir tirando haciéndose con armas, atracando a gente en el metro o en la complicidad de la nocturnidad, e incorporándose a las bandas del barrio. Y de ese modo, vivir al día, encerrando bajo llave la infancia, los sentimientos y cualquier plan de futuro. Mañana está muy lejos, lo que cuenta es hoy, y si uno se preocupa sólo del hoy, la conciencia no ladrará al despertar al día siguiente. Otro amanecer del gueto de Johannesburgo, donde el sol no hace distinciones y brilla igual que en las zonas más privilegiadas de la capital, aunque lo que ilumine sea un espectáculo de chabolas, colas interminables ante las fuentes de agua potable, y reyertas, delitos y ajustes de cuentas.
Tsotsi es un hijo del gueto. Ha tenido que hacerse de piedra.
Pero hasta en las piedras más duras se pueden producir grietas.
A Tsotsi le sale la suya, la que tenía que salirle. Cuando en uno de sus trapicheos nocturnos acaba secuestrando inesperadamente a un bebé, la fibra se le va ablandando…
Tsotsi querría volver atrás, cuando todavía estaba su madre para amarlo. Querría ser de nuevo un niño y que todo hubiese sido distinto. Empezar otra vez, como ese bebé que tiene en los brazos y a quien el futuro pertenece.
A lo mejor el ladronzuelo asesino comprende que ese pequeñín está a tiempo, y puede que él mismo también…
Drama social duro, con su toque de ternura y reconciliación.
Y la diferencia entre ver unos simples cristales de colorines, o contemplar reflejos de luz y color donde antes no había nada.
Vivoleyendo
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