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Voto de Vivoleyendo:
8
Drama Una pareja de desconocidos mantiene encuentros furtivos de carácter puramente sexual. Ella va a verlo los miércoles por la tarde y sólo quiere sexo. Apenas hablan ni se hacen preguntas. Ninguno sabe nada del otro. Llega un momento en que ella ya no sube a la casa, sino que baja directamente al sótano sin amueblar, donde él ha cubierto el suelo de mantas y edredones. Pero, de repente, el hombre siente curiosidad por conocer la vida de ella. (FILMAFFINITY) [+]
15 de diciembre de 2013
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué es la intimidad? Otro concepto difícil de definir. Puede hacer alusión al universo privado de cada uno, a su esfera más personal, a lo que guardamos más celosamente. Nuestra necesidad de conservar un espacio propio, porque todos tenemos secretos, cosas que no queremos compartir y otras que sólo compartiríamos con alguien especial. Aunque no sólo hace referencia a la individualidad. También tiene otra acepción, la de las relaciones que se mantienen con alguien, generalmente de carácter sexual. De cualquier modo, la intimidad no siempre se ha entendido ni aplicado como la entendemos hoy. De hecho, el concepto de intimidad y privacidad es bastante reciente, al menos reconocido plenamente como un derecho fundamental e inalienable. En otros tiempos las circunstancias imponían otras maneras de convivencia, y sigue ocurriendo en ciertas culturas. Lo de las casas unifamiliares con muchas paredes, puertas y habitaciones individuales es normal hoy día, pero antes no lo era tanto.
En la actualidad en muchas culturas valoramos muchísimo lo del espacio propio, tenemos vergüenza a que nos vean haciendo ciertas cosas, o simplemente queremos tener un lugar en el que escapar y evadirnos del estrés. Tal vez consecuencia de esta vida acelerada en la que nuestro yo parece diluirse en la impersonalidad y por ello tendemos hacia el individualismo.
El caso es que buscamos desesperadamente momentos de intimidad. Después de una jornada agotadora, lo que queremos es llegar a casa y recargar energías en nuestro rincón, ese donde nos sentimos más a gusto.
Pero si la intimidad surge repentinamente con otra persona, una completa desconocida... No se limitará a ser un rincón de descanso, será una adicción de las potentes.
Jay, recién divorciado, con dos hijos a los que ahora no podrá ver todos los días, harto de un trabajo que en realidad no le llena, viviendo de prestado en un piso bastante cutre, descubre una repentina intimidad con una extraña que le visita todos los miércoles. No hay citas concertadas, ninguno pide nada, no se cuentan sus vidas, se limitan a tener sexo y después ella se va.
Cuando conectas con alguien, incluso aunque esa conexión en principio no pase del plano físico, la química compartida te hace desear más, por más que te digas que no, que eso es todo, que para qué complicarse, que así es mejor, el ideal de cualquier casanova de esos o esas que sólo buscan sexo sin compromiso (y no me refiero al de pago). ¿Sexo sin compromiso? Ja. Puede que no se trate de un compromiso matrimonial, pero si has echado unos cuantos polvos de primera... ¿Es tan fácil pasar y pensar que si no vuelve te dará lo mismo, como si los buenos amantes cayeran de los árboles a tus pies? No me lo creo demasiado. No es que se vaya a llegar al extremo de pedirle que se quede a tu lado para siempre ni cursiladas así, pero el gusanillo de que vuelva el miércoles siguiente, y el otro... Está ahí, es de ciegos negarlo.
¿Te puedes estar tirando todos los miércoles a una tía de la que lo único que sabes es que folla de película, y si un miércoles no aparece te vas a quedar como si nada, te va a dar lo mismo que venga o que no? Ni de coña. Era inevitable que Jay empezara a seguirla, a querer conocer más de su mundo, de cómo era ella fuera de la cama. Poco a poco conocemos a Jay en su rutina diaria y, a través de sus viajes clandestinos por Londres para espiar a su hermética amante, empezamos a atisbar la privacidad de Claire.
Nos encontramos con una dualidad: la intimidad individual de los dos, sus vidas separadas, y su intimidad en pareja, esta última que curiosamente nos comunica mucho menos de ellos (aparte del evidente deseo sexual) que cuando los seguimos de tapadillo fuera de la habitación. En dos personas que se gustan de verdad, ninguna de las dos clases de intimidad está completa sin la otra, por eso para Jay no era suficiente, ni tampoco lo era (aunque de un modo diferente) para Claire.
Es un drama exclusivamente de personajes y de relaciones interpersonales complejas, con excelentes interpretaciones y diálogos de los que se quedan dando vueltas en tu cabeza porque nos hablan de sentimientos muy reales, de dudas muy próximas. La audacia de las escenas de sexo roza en ocasiones la pornografía, lo cual acentúa el aire natural que impregna toda la película. Aquí nadie es poseedor de las verdades y todos transitan a trompicones. La amistad se muestra como es, el sexo se muestra como es, las dudas y el miedo se muestran como son, muy imperfectos, sin adornos para hacerlos más bonitos.
Jay una vez dice algo como: "Quedarse es fácil. Lo difícil es dar el paso de marcharte cuando ves que eres desgraciado."
La fuerza de la inercia. Tan sedante como un somnífero. Hasta que te das cuenta de que la inercia es lo que te está matando.
Y entonces sales a la calle a buscar a un Jay o a una Claire para que en esas tardes de los miércoles vuelvas a sentir que estás vivo.
Vivoleyendo
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