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Voto de Vivoleyendo:
6
Drama Harvey Milk, el primer político abiertamente homosexual elegido para ocupar un cargo público en Estados Unidos, fue asesinado un año después. A los cuarenta años, cansado de huir de sí mismo, Milk decide salir del armario e irse a vivir a California con Scott Smith. Una vez allí, abre un negocio que no tarda en convertirse en el punto de encuentro de los homosexuales del barrio. Milk se convierte en su portavoz y, para defender sus ... [+]
28 de junio de 2009
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con su cuidado juego de imágenes con sabor a documental, Gus Van Sant coloca encima de la mesa, artísticamente y con desenvoltura, uno de los temas más polémicos de la sociedad: la homosexualidad y la constante lucha por su aceptación.
Comenzando su batalla particular a principios de los setenta en un país, Estados Unidos, que cercenaba los derechos de diversos sectores de la población, Harvey Milk sintió dentro de sí la llama, el grito de protesta que no se limitó a modestos actos a pequeña escala. Él comenzó una oleada que progresivamente iría movilizando al colectivo gay no sólo en San Francisco ni en California, sino en el país entero.
Utilizando sus fuertes convicciones y su virtud para dar esperanzas a la gente y convencerla de lo improbable, Milk puso en pie a un montón de personas que vivían asustadas y en muchos casos escondidas, que eran perseguidas por quienes se consideraban rectos e intachables y por la ley, que las relegaba al rango de desechos sociales. Y no sólo eso; una ley que vulneraba los derechos fundamentales e inalienables, que privaba de la libertad y que, para colmo, se inmiscuía en la intimidad.
¿Quién tiene derecho a imponerle a otro ser humano qué tiene que sentir, hacia quién y cómo?
¿No estaba aquella ley convirtiendo en hipócritas y huecas las palabras inscritas en la Estatua de la Libertad? ¿Aquel bellísimo poema de Emma Lazarus que defendía la dignidad de los desterrados, de los rendidos y de los desamparados?
¿En qué quedaban tan hermosas palabras?
Harvey Milk peleó legalmente y valientemente, dedicando su vida a campañas que arrastraban masas y que desembocaron en su insólita y pionera elección como concejal de distrito (el primer homosexual reconocido en conseguir un cargo de tal importancia). Pero, más importante que sus logros políticos, fue lo que había conseguido a nivel social: que muchos se atrevieran a dar el paso, a quitarse la venda, a plantar cara y a dar la cara por los demás. Tal vez obtuvo el premio que tanto ambicionaba: que el país fuese un poquito menos injusto.
Las balas que segaron su vida y que confirmaron su predicción de que nunca cumpliría los cincuenta años, no segaron sin embargo todo lo que él había comenzado. Su lucha.
Por las minorías. Por los diferentes. Por los desheredados.
Por los parias de la tierra.
Por el derecho a sentir libremente, y a ser respetado por ello.
Vivoleyendo
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