Después de ver El mito de Bourne y Bloody Sunday uno espera ver un buen film, trepidante, sobrecogedor, tenso, crudo como la historia rea y notablemente dirigido.
Se puede decir que la película sigue bastante fielmente estos aspectos ya característicos del director, pero la decepción se va palpando a medida que se ve como en diferencia a la gran Bloody Sunday, va modificando la historia real cada vez más. Y a la vez estas modificaciones hacen que la película vaya cayendo en un sobreexceso de patriotismo americano, más o menos camuflado y tan típico en esos films de segunda clase.