'Arrebato' es técnicamente mediocre e incluso se torna ridícula en ocasiones, pero el aire siniestro, tétrico y fúnebre de su historia la convierten en un objeto confuso, atractivo y absorbente hasta el dolor de barriga. Atrapa. Es directa y enormemente sincera. Te hace testigo de cómo las drogas liberan, esclavizan y mortifican. Y lo consigue sin el lirismo visual de otras producciones como 'Trainspotting' o 'Requiem por un sueño' que, a pesar de su grandilocuencia estética y narrativa, limitan su discurso para hacerlo obsceno o repugnante o desgarrador o explícito o, sencillamente, brillante. Como brillante es este pequeño tesoro de Iván Zulueta. El cine español es mejor gracias a 'Arrebato', un proyecto valiente y corrosivo que consigue hacerse singular, independiente y único a costa de sí misma. Porque todo lo que la hace genial, la separa del interés de la mayoría.