Curioso y peculiar experimento llevado a cabo por Zack Snyder. Director con una fuerza visual impactante, un gusto por lo hiperbólico y ornamentado, su rentabilidad, mostrada en proyectos como "300" o "Watchmen", le permitió un cheque en blanco que ha terminado por traducirse en "Sucker Punch", una cinta rodada con estética de videoclip antes que cinematográfica.

Pese a lo dicho, sería sumamente injusto no reconocer que la historia tiene su atractivo, que sabe enganchar desde el inicio, que, nuevamente el cineasta sabe a qué banda sonora encomendarse, mientras los minutos avanzan en el drama de una sensual y quijotesca muchacha, que monta su propia fantasía para escapar de un destino terrible.

No obstante, ¿quién está más loco,alguien dispuesto a rendir las armas o un refugio que, tras su irracionalidad, esconde un método? A su manera, el personaje de Emily Browling va logrando unos extraños objetivos que podrían traducirse en su libertad y en la de las otras muchachas de un centro psiquiátrico poco recomendable de la primera mitad del siglo XX. Detalle cronológico sin importancia, ya que la imaginación de Baby Doll podría superar a la de cualquier X Box o efectos especiales de George Lucas.

Esta fantástica versión de Sailor Moon, logrará ir encontrando compañeras para su aventura. Colegas que, cumplirían aquella premisa de "el patito feo de esta casa es top model". Este gusto por la belleza, los trajes cortos y katanazos ha llevado a acusaciones contra Snyder de haber creado una fantasía onanista adolescente... bien pudiera llevar razón, lo cual no es óbice para afirmar que el film entretiene y poseía pistas en su opening que hubieran llevado a conceptos muy curiosos.

Sin ir más lejos, el extraño teatrillo creado por Carla Gugino (a quien ya conocía el director de Watchmen), donde las muchachas más afectadas tienen una macabra libertad para representar sus propias tragedias. Un recurso digno de "De repente, el último verano", que no está explotado del todo y podía haber llevado a forzar la imaginación del espectador a rincones muy oscuros... Desafortunadamente, el talentoso Snyder no recordó la lección que Tennesse Williams tan bien llevó a la práctica, "siempre es peor lo que estás obligado a pensar, suele ser más terrorífico que lo que ves claramente".

Y, pese a ello, deja un regusto de entretenimiento, de montaña rusa, de pesadilla caprichosa y desbocada...

Hay que seguirle a Snyder la pista en el futuro.