Es una ciudad singular que alguna vez me gustaría ver. No tienen el glamour de algunos lugares como California, pero hay un encanto del trabajo bien hecho, el calco de un ideal, la continuación de una tradición. Allí empezó un motín del té, es un lugar donde encanta el beisbol y los Boston Celtics ondean orgullosos sus récords y se pone acento irlandés al pedir una cerveza.

Si alguna vez el destino me llevase allí, buscaría con la desazón de quien busca un imposible, ese rincón perdido donde todo el mundo sabría tu nombre. "Cheers" es la madre de muchas series que vinieron después, tal vez en algunos aspectos ha quedado anticuada, pero por lo general, "El entrenador" sigue siendo carismático como el primer día, Norm y Cliff los mejores amigos, Ted Danson un entrañable Sam Malone, Shelley Long la voluble Diana, Kelsey Grammer quien empieza a apuntar maneras de lo que será "Frasier", una de las mejores comedias de siempre, repitiendo muchos de los guionistas de este bar, donde Carla ordena y manda.

Ligeros de ver y casi de consumirse como rosquillas, sus capítulos de 20 minutos son una delicia y una sucesión de humor inteligente, recurriéndose en muchos casos a los mecanismos y clichés propios del género, pero con precisión de relojero y amparados en excelentes actores, incluyendo una futura estrella como Woody Harrelson como un entrañable camarero venido de Indiana a la gran ciudad, como Larry Bird, pero sirviendo copas.

El próximo día me pasaré por allí e invitaré a una cerveza a Norm mientras escucho las inverosímiles explicaciones de un cartero peculiar... I´shipping up to Boston.