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España España · teruel
Voto de simón:
6
7,2
1.916
Documental. Drama Cuando Fidel Castro anunción en 1994 que su gobierno no haría ningún esfuerzo por detener los botes con personas que quisieran abandonar la isla de Cuba, miles de cubanos se lanzaron al mar en pos de la aventura americana. En dicho verano de 1994, un equipo de reporteros de Televisió de Catalunya filmó y entrevistó a siete cubanos y a sus familias durante los días en que preparaban la arriesgada aventura de lanzarse al mar para alcanzar ... [+]
14 de febrero de 2010
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Érase una vez un hombre bueno que un día se encontró con un duende; éste, obsequioso, le entregó un valioso presente: una camisa nueva, reluciente y mágica, que lo convertiría cada vez que la llevase en un hombre feliz.
Este hombre era la envidia de todos: los que ya poseían una camina nueva, pero de colores menos vivos, de otros que poseían una ya vieja, y de unos terceros que no tenían ninguna.
Este hombre se paseaba ufano con su camisa nueva por toda la ciudad, levantando suspiros de admiración en unos y murmullos de envidia en los restantes.
Este hombre era tan feliz como vistosa era su camisa, tan era así que miraba al mundo con los ojos de aquel que se sabe dichoso, consciente, empero, de las adversidades de la vida, pero con la confianza necesaria para sobreponerse a ellas sin que su gozo se resintiese ante la más mínima circunstancia negativa, antes al contrario, cada nuevo revés acababa suponiendo un nuevo reto, que terminaba por ajustar su vida con la precisión de un reloj suizo.
Todo el mundo achacaba su dicha a su nueva camisa, que le atraía la buena suerte y que lo había convertido en un hombre seguro y maduro, indiferente a las circunstancias cambiantes.
Pero hete aquí un día que una de estas personas desdichadas que lo envidiaban decidió robarle su camisa, pensando que de esa forma podría alcanzar lo que siempre había deseado y siempre se le había negado.
Con el paso del tiempo el hombre bueno advirtió que nada había cambiado, a pesar de que ya no tenía su camisa mágica, pero daba igual, él seguía siendo feliz y sabía que nada de lo que le ocurriese conseguiría enturbiar su dicha.
Por el contrario, el envidioso ladrón se ponía todos los días la camisa del duende, pero a pesar de ello, no conseguía ser feliz y nada parecía ilusionar su todavía triste existencia.
Un día se encontró con el duende y con grave enojo le dijo que la camisa no era mágica y que no servía para otorgar la felicidad a quien la llevase.
El duende con gesto condescendiente revisó la camisa, le dijo que estaba perfecta, que seguía siendo igual de bonita y mágica que siempre, pero que, habida cuenta de que la camisa no conseguía hacerlo feliz, le iba a propalar un secreto: la camisa en realidad no era mágica, y que la magia surgía de la propia felicidad de la persona que la portaba.
El duende se despidió regalándole un consejo: la felicidad no se compra, no se busca, no se encuentra en ningún lugar, ni es aportada por nadie en particular; la felicidad se halla siempre escondida en nuestro interior, y en la medida que podamos extraerla podremos reconocerla y aceptarla, sin más magia ni misterios.
Los balseros creían encontrar la tierra prometida en ese jardín del edén que representa Norteamérica, en la mayoría de los casos no la encontraron; ellos como nosotros todavía no hemos aprendido lo que en de verdad tiene importancia en esta vida.
simón
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