Notable y atractivo thriller sureño, que adapta la novela de John Ball. Un film que destaca fundamentalmente por sus magníficas interpretaciones, principal y secundaria. Y por su extraordinaria banda sonora compuesta por el gran maestro de Jazz Quincy Jones, en la que se incluye el temazo de Ray Charles que da titulo a la película. Solo puedo reprochar su cierta lentitud y pesadez narrativa.

En un pueblo de Mississippi de los años 70, el desprecio y el rechazo discriminatorio de personas de color estaba de actualidad. Una sociedad detestable que expresaba su aversión a través de la violencia. El cuerpo de policía también reflejaba esta ideología racista. Se dedican a detener a cualquier persona que no es blanca, solo por su apariencia y por su color de piel. Pero el jefe de policía Bill Gillespie aprenderá a respetar y apreciar a su nuevo compañero, el inspector de homicidios Virgil Tibbs.

Lo mejor: las escenas de Sidney Portier y Rod Steiger.

Lo peor: su paulatina narración.