Al contrario que la primera, esta aprovecha mejor sus puntos fuertes. Ahora bien, como pasaba con la primera, la película se hace demasiado larga y aburrida por culpa de escenas demasiado solemnes, idea de un director tan zote como David Yates.

Cabe resaltar, eso sí, la interpretación de Johnny Depp, que desafortunadamente no contarán con él para la tercera entrega debido a éscandalos que están a la orden del día con todos los famosos, la fiebre feminista y sus difamaciones de supuestas agresiones sexistas, que solo ocurren en la época actual. Señores, esos escándalos no existían antes del 2014, evidentemente la fiebre feminista es un peligro. Pero dejando eso a parte, cabe mencionar positivamente la puesta en escena y esta vez sí que se puede decir que la ambientación está mejor conseguida.

La historia es un petardo, aunque si se hubiese dirigido la producción de otra manera habría sido más afortunada. Y Rowling aprovecha a meter con calzador a magos de todas las culturas y condición para que ningún colectivo se quede con la impresión de que el cine le margina, algo que me parece absurdo en general, pero reconozco que en este caso eso es un mal menor, porque por lo menos lo hacen creíble en esta película.