Gracias a que la saga va modernizándose e incluso adquiriendo un presupuesto mayor, y además se cambia el director de la película, esta tercera entrega nos ofrece un mejor espectáculo visual y de puro entretenimiento, mucho mejor logrado que en sus predecesoras, que no habían conseguido hacer apreciables todas las escenas, pero esta no aburre en ningún momento. Mejora el color y la fotografía, probablemente por haber mejorado el presupuesto y por modernización. Otro punto a su favor es que el desarrollo de la película se lleva a cabo con ingenio, lo que la hace mucho más entretenida. También te hace valorar al protagonista de una manera más especial, sobre todo después de descubrirse que hay un agente doble cero que puede sustituirle, que puede conducir un coche con gadgets defensivos, etc. La intriga también está mucho mejor lograda que en las anteriores películas.

Ahora bien, no es una gran película porque a nivel de historia copia recursos de las anteriores películas, además de que la historia es poco creíble. La historia solo se limita a introducir el escenario para llevar a cabo la acción del personaje en él. Se cuenta de manera superficial, donde lo que realmente importa es la acción, pero no hay historia ni nada que te haga reflexionar. Esto hay que tenerlo en cuenta, porque para que una película sea sobresaliente tiene que tener una historia que emocione o por lo menos con la que uno se sienta identificado, sea del género que sea.